Capítulo 10: "Cabernet Sauvignon"

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  Estaba sentada al costado de la ventana, miraba con astucia la copa de vino que está al costado de mi pie, el Cabernet casi a punto de quedar solo el sorbo, no hay ningún tipo de sonido, no se siente nada, ni siquiera el ruido de la ciudad, solo...

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  Estaba sentada al costado de la ventana, miraba con astucia la copa de vino que está al costado de mi pie, el Cabernet casi a punto de quedar solo el sorbo, no hay ningún tipo de sonido, no se siente nada, ni siquiera el ruido de la ciudad, solo estoy yo. 

  Es raro cuando hay momentos donde solo te sincronizas con el tiempo, solo existes, solo respiras, pero no piensas, solo tomas la tranquilidad y la guías con tus vibras.

  Tomó la copa y bebo su restante, pasó la lengua por mis labios, cierro de forma inconsciente mis ojos, el sabor está concentrado en mi lengua, mi paladar está sumergido en el rico sabor de lo amargo y dulce que puede ser. 

  Casi agrio, como la vida.

  Me paro  y camino hacia la encimera,  tomó el Andes Plateau, sirvo hasta la mitad de la copa, vuelvo a beber. Creo que es la tercera vez que la relleno, creo. 

  Esta fria la casa, está fría la ciudad.

  Miro mis piernas, solo tengo puesto una sudadera ancha y mi ropa interior, descalza. Miro como se mueven mis piernas hasta la ventana. 

  Exactamente, en el mismo lugar que estaba, siento mi garganta cerrarse, pongo las piernas contra mi y me abrazo, me dedico a ver cómo la gente camina, el día se encuentra nublado, frío, triste, escucho como alguien se acerca, la astucia vuelve. 

Despéjate. La realidad.

  Miro a Vicente. 

- ¿No crees que es demasiado tomar vino como desayuno? - Miro su sonrisa, sus ojos están más grises que nunca el dia de hoy, un grisáceo azulado, nunca sabré el color exacto. Siempre cambian cada vez que me fijo en ellos.

- Nunca se estima la hora para un buen vino. Es un Cabernet Sauvignon de Andes Plateau, Vino chileno - Sus cejas se levantan, se sienta frente de mi, justo donde reposaba mi copa unos minutos antes. 

- Siempre con un buen gusto, mi niña - Siento su mano subiendo por mi pierna, llega hasta mi muslo y lo presiona, sus ojos estudian a detalle los míos, su mirada va a sus piernas, entiendo la indirecta. 

  Pongo mis piernas a los costados de él al segundo, siento su piel, no llevara ropa. 

  Mis manos pasan por sus brazos, miró con cuidado sus tatuajes, todos son en negro, no había nada de color en esa piel tan blanca, solo trazos de oscuridad y luz, mis dedos delinean sus fuertes hombros y pongo mis manos en su nuca, pero mi dedo pasa por su cuello, un pequeño pájaro se ve en él, con diferentes otros dibujos. Su espalda, en cambio, no tenía una gota de tinta, mis inquietas manos pasan por su cabello castaño, le deshago su moño, sus rulos lo hacían parecer más joven de lo que era, nunca llevaba el cabello suelto, solo cuando estaba conmigo en casa. 

  Yo siempre era la causante.

  Sonríe cerca de mis labios, esos labios rosas, roza mi nariz con la suya, siento su respiración, nuestras frentes se juntan y sus labios no esperan más.

Las Risas Del Té (LP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora