Redención.

A la mujer que Ian ama:

Si te entregó está carta, Ian, es porque te ama mucho. De otra forma no lo hubiera hecho. Lo único que espero que tú también sientas lo mismo por él. Me presentaré oficialmente: mi nombre es Mía y a estas alturas en la que estás leyendo esta carta, ya me fui hace mucho tiempo.

Quise escribir esta carta no para causarte lástima ni para hacerte sentir mal por saber que estoy muerta. En realidad quise escribirla para agradecerte por cuidar de el hombre a quien más amo en la vida. Por hacer revivir lo que es amar y por regresarle la esperanza de que todo saldrá bien. Te aseguro que él lo necesitaba y mucho.

Saber que estás ahí me devuelve la esperanza de saber que él estará bien, de que él estará feliz y de que él se sentirá amado sobre todas las cosas. Ian puede ser terco y a veces idiota, pero es el ser más bueno sobre la faz de la Tierra.

Nunca dudes sobre el amor que él te profesa, te aseguro que él te ama y lo hará siempre.

Deseo de todo corazón que sean felices juntos y que tengan muchos hijos, que esos hermosos bebés los llenen de dicha y que hagan todo aquello que a mí me hubiera gustado hacer con mis hijos: llévenlos a partidos de fútbol, a recitales de piano, a presentaciones de ballet. Háganlos felices.

Pero sobretodo, cuida de él. Cuida de él por siempre. Es lo único que te pido.

Me hubiese gustado conocerte en persona, pero a veces las cosas no se dan como uno quiere sino como Él quiere.

Besos,

Mía Hatcher.

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En el siguiente capítulo son los agradecimientos y una nota del autor, me halagaría mucho que la leyeran. :)