Cuando naces se supone que tu historia está escrita. Hagas lo que hagas, tu destino siempre será el mismo. Hay quien piensa que puede cambiarlo pero el mero hecho de hacerlo es también parte del plan de vida que alguien escribió por y para ti. En mi caso siempre he creído que no debo conformarme con lo que todos esperan de mí. El mundo de los hombres lobo es más simple de lo que cualquiera pueda llegar a imaginar: nacemos, crecemos, nos transformamos, encontramos a nuestra pareja de vida, luchamos y poco más. Nuestras vidas giran en torno a las decisiones tomadas por la Diosa Luna pero yo no lo veo justo. Tengo veintitrés años y lo que menos quiero es que un día aparezca en mi vida alguien por el que lo tenga que dejar todo por una simple atracción; bueno, quizás sea algo más que eso pero sigue sin gustarme. A mí lo que realmente me gustaría es poderme enamorar de alguien como hacen los humanos. Quiero que una persona me ame por lo que soy, y viceversa, y no por una estúpida decisión divina.
— ¡Hela!— mi hermana Anna entra como una loca a mi habitación y se tira sobre mí de forma brusca en la cama, aplastándome por completo, como si de una apisonadora se tratase.
— ¿Qué ocurre, pesada?— cuando la pequeña de la familia irrumpe en mi cuarto de esas formas no me molesto en ser amable.
— ¡Deja de ser tan borde!— me empuja y yo le devuelvo el empujón.— Pues por lista ya no te contaré lo que venía a decirte.
— Lo vas a hacer de todas formas...— murmuro y ella hace una burda imitación de mí.— Venga, dímelo ya.
— Si insistes...— me desquicia por completo porque siempre sabe como llevarme a su terreno.— ¡Esben ha encontrado a su mate!— eso sí que no me lo esperaba.
— ¿Lo dices en serio?— pregunto incorporándome en la cama.
— ¡Sí!— Anna está eufórica, como si le hubiese tocado la lotería.— Los padres de ella han organizado una cena para ambas familias y así conocernos.
— ¿Qué sabemos de la afortunada?— tengo mucha curiosidad por conocerla.
— Se llama Elisabeth, tiene tu edad,— comienza a enumerar,— no es de esta manada pero la suya no está lejos de aquí, su padre es el Beta de dicha manada— pone cara de interés aunque a mí ese dato me resulta indiferente.— Físicamente no lo sé. Todo lo que he podido averiguar sobre ella se lo he tenido que sacar a Esben por teléfono y ya sabes lo cerrado que es— le doy la razón.
Me alegro muchísimo por mi hermano mayor, se lo merecía. Aunque yo no quiera encontrar a mi mate, entiendo perfectamente que otra gente lo desee con toda su alma. Esben es un amor de persona, con un corazón tan grande que no le cabe en el pecho. Espero que su pareja esté a la altura y le cuide como sé que él lo hará con ella. Esben es la típica persona que no llama la atención pero que tampoco tiene ni un solo enemigo. Todo el que le conoce sabe que no hay ni una pizca de maldad en él.
— Ojalá encuentre pronto a mi mate— sueña Anna en voz alta.
— Seguro que lo harás— sonrío enternecida.
— Al igual que tú.
— Anna, ya sabes que yo no...
— Ya, ya...— rueda sus ojos aburrida.— Siempre dices lo mismo: tú no quieres encontrar a tu mate. Lo siento, Hela, pero me temo que eso no ocurrirá. Un día llegará a tu vida esa persona y te morirás por sus besos, hará temblar tu mundo y te hará quitar de golpe todas esas tonterías que tienes en tu cabecita morena.
No tengo intención de rebatirla nada. ¿Para qué? Sería gastar saliva a lo tonto y a lo bobo.
Nadie me toma enserio cuando digo que no quiero encontrar a mi mate. Todos creen que son tonterías y que no tendré el valor de rechazar a esa persona. Están muy equivocados. No es un capricho, es cuestión de principios. No quiero sonar infantil ni egocéntrica pero es lo que siento. Sólo quiero ser como una humana. Quiero quejarme porque mis padres no me comprenden, quiero sentir lo que es vivir un desamor, quiero saber lo que es conocer a alguien poco a poco, enamorarme y no saber en qué momento exacto nació ese sentimiento. No quiero ver a alguien, decir "mío" y procrear como si no hubiera un mañana. En la escuela nos explicaron que los hombres lobo físicamente somos como animales pero en nuestra mente cada uno tiene más desarrollada una de nuestras dos mitades. A mí no me cabe duda: mentalmente soy humana al cien por cien.
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MI MATE ME MATA
WerewolfHela ya ha rechazado a su mate antes de conocerse. Ése siempre fue el plan. Ahora ha conocido a Leiv, no es su mate, pero se enamoran. ¿Podrá rechazar a su mate por la persona que más ha querido nunca?