Capítulo 14

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— Ese jersey te queda muy grande,— sonríe mientras me remanga los puños con cuidado de no tocarme

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— Ese jersey te queda muy grande,— sonríe mientras me remanga los puños con cuidado de no tocarme.

Estamos sentados uno frente a otro en el suelo de la misma habitación. Comienza a amanecer y aún no hemos dormido nada.

— Pon la mano así,— le digo estirando mi brazo hacia él y colocando la palma de mi mano frente su cara.

— ¿Para qué?— sonríe arrugando su frente.

— Tú hazlo,— le ordeno y él lo hace.

Acerco mi palma a la suya y él la aparta cerrando el puño.

— ¿Qué pretendes? No quiero que me toques,— se pone de nuevo serio.

Cuando está relajado, está feliz y no para de sonreír. He descubierto que su seriedad es causada por la tensión constante en la que vive.

— ¿Confías en mí?— realmente quiero que lo haga.

Esta noche me ha contado mil cosas sobre él. Estaba bastante emocionado y no paraba de hablar, algo que he disfrutado mucho porque normalmente es al revés.

— Claro que confío en ti,— coloca de nuevo su mano como estaba antes.

Yo acerco la mía muy despacio hasta dejarla a más o menos un centímetro de la suya.

— ¿Recuerdas la primera noche que me mostraste tu otra forma?— asiente dudando de mis intenciones.— No me hiciste daño ni perdiste el control,— al decirle esto, Leiv aparta su mano con brusquedad.

— Olvídalo,— y ahí está de nuevo su ceño fruncido.

— No te iba a tocar... No si tú no querías,— murmuro desviando la mirada.

— ¿Por qué juegas con esto? ¿No entiendes lo mal que me haces sentir?

Eso me deja sin palabras. ¿Le hago sentir mal?

— No lo he hecho con mala intención,— digo a la defensiva.— Sólo intento que avancemos. Si te transformaste y no perdiste el control significa que podrías llegar a controlarlo por completo.

— ¡No es tan fácil, joder!— grita frustrado.

— De acuerdo, dejemos el tema,— murmuro enfadada.

Yo no quería crear una discusión, pero al parecer esto se está convirtiendo en costumbre.

— ¡No! Yo no quiero dejar el tema. Tienes que entender que esto siempre será así, que yo no soy el chico malo que cambia por amor. No. Eso no ocurrirá nunca.

MI MATE ME MATADonde viven las historias. Descúbrelo ahora