Yo tenía una vida tranquila. Mi mayor preocupación era despertarme primero para poder ser la primera en entrar al cuarto de baño por las mañanas y así no tener que esperar. Ahora todo es diferente. No reconozco mi vida.
No puedo ni quiero negar que siento algo fuerte por Leiv. Pero él es... No sé lo que es. No le he dado la oportunidad de explicármelo. Su cara de derrota absoluta al yo marcharme ha sido devastadora para mí. La primera vez que le vi transformarse, fue impactante. Su aspecto es aterrador, pero no sentía miedo; no en aquel momento. Pero la vez que me sujetó para detener mi "huida", realmente me causo pánico. Su mirada era de odio, odio hacia mí. Me hizo daño. Aún tengo las marcas de su agarre en mi brazo. Esa cosa no era Leiv, de eso estoy segura. No al menos el Leiv que yo conozco.
A pesar de todo, cuando pienso en él, noto un tornado en mi estómago. Puede que sean las famosas mariposas que siente la gente cuando está... No, aún es demasiado pronto.
Mi teléfono móvil suena y veo en la pantalla que es Leyre. Me siento fatal haciendo esto, pero cuelgo sin responder la llamada. Ahora no estoy de humor para tener que evadir sus preguntas por no querer quedar con ella.
Por una parte me gustaría que Leiv estuviese ahora aquí conmigo; cuando está cerca, me siento a gusto, cómoda, como si fuese una parte de mi personificada. Pero por otra... Temo que esa cosa vuelva a aparecer. Me siento idiota por pensar así. Siempre me he considerado una persona abierta de mente, sin prejuicios, pero me estoy dando cuenta de que no era Leiv al único que no conocía. Tampoco me conocía a mí misma.
Mi móvil vuelve a sonar y decido ponerlo en vibración.
¿Por eso Señora hablaba tan mal de la familia Lundvic? Mi jefa me explicó que estaban condenados porque el padre rechazó a su mate. ¿Se referiría a Leiv? Mis preguntas sin respuesta y yo.
Tercera vez que me llaman por teléfono. Esta vez es Tor. Lo siento, pero no estoy preparada. Dejo que siga vibrando.
Sentada sobre la cama, coloco mi espalda contra la pared y junto mis rodillas a mi pecho, abrazándolas y apoyando mi cabeza sobre ellas. Por fin, desde hace dos días, me permito llorar. Llorar sin vergüenza por si alguien me ve. Estoy sola en casa por lo que no me preocupa que nadie entre. Lloro como si no hubiera un mañana. Dejo salir todo lo que me agobia, lo que me preocupa. Soy una niñata estúpida que no sabe afrontar sus problemas. Lloro y lloro sin querer parar.
— Lo siento...
Detengo mis lloros en el acto y me levanto asustada. Miro hacia todas partes, pero no veo a nadie. ¿De dónde ha salido esa voz? ¿Me estoy volviendo loca?
Me llaman por enésima vez y contesto por miedo a estar sola.
— ¿Diga?
— Hela, joder, ¿por qué no contestabas al maldito teléfono?— Leyre está enfadad, y con razón.
— Perdona, yo...— intentó excusarme, pero me interrumpe.
— Da igual. Escucha, tengo un problema grave,— eso me preocupa.— ¿Estás en casa? Necesito hablar contigo.
— Sí, lo estoy, pero me has preocupado. ¿Qué te ha pasado?
— Acabo de rechazar a mi mate,— me quedo sin aliento al escuchar eso.
— ¿Qué? Pero, ¿por qué? Se supone que la que no quería mates era yo. Tú soñabas desde niña con encontrarlo.
— Te lo cuento todo cuando llegue,— y cuelga.
Esto es increíble. No se me ocurre ni una sola razón por la que Leyre pudiese rechazar a su pareja de vida.
Escucho llamar al timbre de mi casa y voy corriendo a abrir la puerta para que Leyre me lo cuente todo, pero al hacerlo, no es la cara de mi amiga lo que me encuentro.
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MI MATE ME MATA
WerewolfHela ya ha rechazado a su mate antes de conocerse. Ése siempre fue el plan. Ahora ha conocido a Leiv, no es su mate, pero se enamoran. ¿Podrá rechazar a su mate por la persona que más ha querido nunca?