Llena de él

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Aún me encontraba sumergida en mis pensamientos, cuando Christopper me encontró. Tenía la cara entre las piernas, mientras me abrazaba con fuerza. Sí, no lograba parar de llorar. Deseaba tanto correr a donde sea que Lucas estuviera. Podía verlo arrodillado junto a su madre, tomando sus manos, y susurrándole que todo iría bien, cuando ni siquiera él estaba seguro de eso.

Sentí cómo me tocaba en el hombro, no quería verle, no quería que me viera. No estaba lista para su rechazo. No estaba lista para disculparme. No estaba lista... Mi corazón no resistiría otra puñalada.

-Princesa, todo esta bien.- fue lo único que dijo.

Se sentó a mi lado, me envolvió con uno de sus brazos y dio un beso en mi cabello, haciendo que me acercara más a él.

-No se qué es lo que te pasa. No se qué paso ayer. Bueno, puedo imaginar qué fue lo que paso en el salón, ellas realmente te molestaban mucho. Sin embargo, quiero que sepas que no estas sola. No tengo idea de porqué sufres tanto, pero haré cuanto este en mis manos para que todo el dolor pare.- volvió a besar mi cabello y me permitió recostarme en su hombro.- Llora tanto como quieras, princesa, yo te protegeré.

Me sumergí en su pecho y deseaba llorar, llorar tanto como quería, así como me lo había permitido. No obstante, no salía. No podía hacerlo, no podía desahogarme con él. No podía sacar todo de mi.

Lo siento Chris... Me encantaría creer tus palabras, que harás que el dolor pare, pero tú no puedes devolverme a Lucas. Sólo él bastaría. Soló ver que no sufre bastaría. Sólo ver su sonrisa bastaría. Entonces, a su lado, podría llorar, podría fundirme en su consuelo y ser completamente Sophia.

-Sólo necesito irme a casa- dije apartándome de él, haciendo que su agarre se cayera- Debemos entrar, no es correcto que te saltes las clases por mi culpa.- fingí una sonrisa y sequé mis lágrimas- Vamos, aún nos quedan un par de materias que ver.

-Pero linda tú...

-No me digas linda- le pedí sin darme cuenta- Estoy bien, sólo quiero que el día termine.

Logramos llegar a tiempo para la clase de física. Lo que había pasado temprano, en la mañana, ya lo sabía prácticamente todo el colegio. Esto incluía, el alumnado, el profesorado, y hasta el personal obrero.

Todos me miraban, yo no les quise mirar de vuelta. A pesar de lo que pasaba a mi alrededor, mantuve la cabeza en alto. Pues también me había dicho Lucas: "Camina como si fueras la reina, la espalda erguida, la cabeza en alto, y mirando al resto como si fueran basura. Porque linda, tú eres mucho para ellos". Sonreí con suficiencia justo cuando pase al lado de Kitty, ya que esta, me observó con temor. Eso me gustó, y di gracias a Lucas por haberme dicho todas esas tonterías.

Mirame ahora Luke.

Tomé asiento y mi sonrisa creció aun más al imaginarme a Lucas, pataleando y dando golpes en el piso, muerto de risa por hacer caso a sus tontos consejos.

De verdad, cada día me decía cosas como esas: "No te deprimas porque no tienes amigas, vamos, mirate, solo tienen miedo de hablar con un ser tan perfecto.", "Te tienen envidia,- dijo restándole importancia a lo que le contaba- por dentro se mueren por ser al menos físicamente como tú". Claro, todo esto sólo cuando estaba muy triste, el resto del tiempo solo decía: " Apartense señores- con voz potente y una sonrisa idiota- viene montando en su bella yegua, Sophia la torpe", o "¿Qué diablos te paso en el pelo hoy? Acaso un chivo te mascó el cabello?", "Linda, si nadie te habla es porque temen que les salgas por la noche, escucha, si aun no he llamado a un sacerdote para que te exorcise, es porque eres mi amiga, y creo que te he tomado un poco de afecto".

Metí la cabeza en mi libro y reí por lo bajo. Lucas, idiota asqueroso, me has dado suficientes buenos recuerdos como para que ya no me deprima. Incluso estando lejos me llenas de luz.

Tú eres mi escapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora