Como predije, el día sería un asco. Si apenas abrí los ojos y ya empezábamos mal. Escuchaba los gritos de papá en algún lugar de la casa y eso no era lo peor. Escuché un par de golpes y alguna cosa romperse abajo.Me desperece y me pregunte qué habrían hecho los criados para que se molestara tanto. Quizá solo había amanecido con la vena atravesada y estaba pagándolo con algún pobre empleado.
Amarré mi cabello en una coleta alta y me dispuse a ir al baño. Necesitaba lavar mi cara con urgencia y cepillar mis dientes.
Estaba cerrando ya la puerta del baño cuando oí claramente los sollozos incesantes de mi bendita madre. Me paralice un segundo antes de salir disparada a su encuentro. ¿Qué estaba pasando en realidad? ¿Le habría hecho daño? No, no podía. Él no se atrevería a tocarle un solo cabello a mamá, era imposible.
-¡¿Quién es?!- gritó mi padre- Dime quién es, ¡MALDITA SEA! No creas que vas a manipularme con tu asqueroso y lamentable llanto. Vi la flor sobre tu cama y encontré su camisa bajo tu almohada. No creas que vas a engañarme. ¡No señor, a mi no!
-Mamá...
Quise acercarme a ella. Se hayaba al otro lado del salón, con la pijama aun puesta y los ojos inundados en lágrimas. ¿Acaso papá la había descubierto? ¿Sabía que estaba con Javier? Eso era horrible, quién sabe qué cosas atroces le haría al pobre si lo encontraba. Mi madre se veía completamente devastada y a duras penas lograba callar su llanto.
-No te metas en esto Sophia. Este es un asunto entre esta prostituta y yo.- dijo señalándola con desprecio- Ve a tu habitación a hacer lo que tengas que hacer. No quiero que te acerques a ella.
-Pero...
-¡AHORA!
Mire a mi madre buscando respuestas. Ella me hizo un ademán para que saliera del lugar y con el corazón en dos partes subí nuevamente las escaleras a mi habitación.
Como pude, temblando y llorando por mi pobre madre, me di un baño rápido y puse todo mi empeño en realizar un buen maquillado. Tape mis ojeras y delinee mis ojos, me deje el cabello suelto y cuando estuve lista, baje.
Ya no había rastros ni de mi madre, ni de mi padre. Él debería ya haber salido a trabajar y ella seguramente estaría escondida llorando en algún lugar... Ya tendría que venir a hablar con ella luego, cuando estuviera lista para contarme.
Subí al coche y me prepare psicológicamente para lo que me esperaba tras las puertas del plantel.
Todo parecía medianamente tranquilo. No habían chicas sobre mi preguntando por Lucas ni sobre mi relación con él. Sin embargo, todas me miraban de lejos y en ocasiones me señalaban. No logré escuchar lo que decían pero podría apostar mi vida a que murmuraban acerca de mi recién adquirido negocio matrimonial... Por llamarlo de alguna manera.
Entré al aula y allí me esperaba Christopper, con una sonrisa de oreja a oreja, fue directo a saludarme con un beso en la boca que me dejo espantada. ¿Frente a todos, en serio? Tomó mi mano y me acompañó a mi asiento sin parar de parlotear alguna cosa de los preparativos y bla, bla, bla.
Salude a Zara con la mano y ella hizo lo propio. Hoy no estaba metida de cabeza en sus libros. Solo estaba allí sentada mirándome raro. Me hizo señas para decirme que había hecho un buen trabajo con el maquillaje y yo tome aire para infundirme valor y seguir con aquella boba farsa.
La verdad es que deberían darme un magnifico premio, el número uno, por la estupenda actuación que estaba armando. Me comporte como la novia ejemplar, riendo de todas las charlatanerías que se le ocurrían al idiota que tenia en frente, y explicando sentimientos que jamás nacieron en mi.
ESTÁS LEYENDO
Tú eres mi escape
Teen FictionSophia está atrapada en una vida monótona gracias a su opresivo padre, una vida de la cual no es dueña y en la cual no tiene voz ni voto. Sin embargo su padre toma una buena decisión, le deja salir con el inigualable Christopper, claro por razones i...