Sólo él

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Difícilmente recuerdo cómo ni cuándo salimos del café. Sé que las estúpidas amigas de Christopper chillaban de disgusto por no haber podido cruzar palabras con Lucas. Se aseguraron de planear una nueva salida hacia el Lookbuk, con la finalidad de conseguir su cometido y metersele por los ojos a , y por más ridículo que parezca se antojaron de invitarme. Pues claro, no tenían oportunidad sin mi entre ellas. Yo confiaba fielmente en que no les prestaría la menor atención. Necesitaba creerlo para no morirme de celos.

Esto era mi completa y absoluta culpa. Claro que lo sabía. Pero qué otra cosa podía haber hecho. ¿Decirle a Christopper que no me importaba el condenado compromiso y que quería quedarme con Lucas? ¿Decirle que no quería bajo ningún concepto que él lo suplantara? Y es que no lo lograría ni de cerca. Él no era Lucas y nunca lo seria. Eran tan diferentes. ¿Cómo siquiera se atrevía a sugerir que encontraría protegerme como lo hacia Lucas? ¿Cómo esperaba que lo quisiera igual cuando me ignoró la mitad de mi vida?

Primero mi padre me separa de él. Y ahora Christopper, el hombre que se supone que amo desde que tengo uso de razón, el hombre con el que he estado soñando desde antes de saber lo que era un sueño, el hombre  que me daría toda la felicidad del mundo... Ahora era él quien me alejaba de mi mayor felicidad, de mi más grande descubrimiento en la vida, del sueño que nunca soñé, del deseo que nunca desee... Ahora era él quien me confinaba fuera del alcance de Lucas.

Y sí, yo lo estaba permitiendo, estaba permitiendo que me encerraran de nuevo, que construyeran un muro que no debía derribar. Lucas estaba destruido, y me atrevería a pensar que mucho mas de lo que yo lo estaba. Él claramente dijo que este compromiso nos separaría y aquí está. Se cumplió. No debimos ser tan imprudentes al ir por la calle. Nos extrañamos tanto que no pensamos siquiera un momento en las consecuencias, o bueno, yo no las quise ver. Se sentía tan bien ir de su mano, reír con él, caminar con él, vivir con él, que simplemente hice oídos sordos a las advertencias que lanzaba mi cerebro.

¡Estúpida! Si tan solo hubiésemos sido mas cuidadosos. Debimos irnos al campo, donde podíamos ser nosotros mismo, donde podíamos bromear y abrazarnos si nos provocaba. Donde incontables veces me había subido a su espalda para hacerlo caer. Donde hablábamos sin tapujos. Donde nos mirábamos permitiendo que el tiempo corriera a su gusto. Donde nos consolábamos. Donde nos habíamos conocido. Donde un día ya lejano me había robado mi primer beso.



Christopper me acompañó a casa a pesar de yo haber insistido en que me dejara tomar un taxi. No necesitaba que me llevara. Solo quería apartarme de él lo mas pronto posible. Sin embargo, él se empeñó en ser un caballero y dejarme en la puerta de mi casa como un novio perfecto e ideal. Bien, en otro tiempo estaría encantada por la acción, encantada por tenerlo cerca y encantadisima de su perfección. Pero justo ahora yo no requería perfección. Lo que mas quería era a mi chico despeinado, el que lleva la camisa del uniforme por fuera y que siempre aparenta haber limpiado el suelo con ella. No a este galán de cabello inigualablemente peinado, tez limpia y manos suaves.

-Ya no estés triste, princesita- suplicó tomando mi rostro en sus manos- Debía ser así. Lo hiciste bien. Hicimos lo correcto. Ya veras como la celebración del compromiso te alegra. En unos meses ni te acordarás de que ese chico pobre se metió en tu vida.- me dio un beso corto y siguió- No, no frunzas el ceño. Ha salido todo muy bien, tarde o temprano debíamos deshacernos de él. Sabes muy bien que se estaba interponiendo entre nosotros. No podíamos permitirlo. Los dos nos bastamos. Tú y yo, por siempre. Como lo has estado deseando.- volvió a besarme, esta vez queriendo profundizar el beso pero no logre reaccionar.

Justo ahora me parecía el ser mas asqueroso y despreciable del mundo. Quería escupirlo y limpiarme la boca. Quería con desesperación golpearle la cara y tirar sus bonitos dientes de película. Quería insultarlo y gritarle con todas mis fuerzas que se comiera el anillo de compromiso si eso le apetecía. Quería patearlo hasta que suplicara piedad... Pero me controle.

Tú eres mi escapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora