Nueva

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Desgraciadamente, el tiempo vuela cuando te diviertes, se te va de las manos. Intentas tomarlo, pararlo, enjaularlo, pero se va. Siempre en curso, siempre en movimiento. No se detiene, sin importar si la estas pasando bien, o mal.

No se detuvo. Continuó. Y él se marchó.

Javier vino a buscarle. Nos informó que ya había estado el tiempo suficiente y que debíamos despedirnos. Él me abrazó y yo le correspondi. Intenté que se quedara grabado detrás de mis ojos y en mi mente. Intenté recordar cómo se sentía estar entre sus brazos, cómo olía, incluso cómo respiraba.

Acomodó mi cabello detrás de la oreja y besó mi mejilla.

-Te quiero Soph.- pronunció con toda la ternura del mundo y supe, cómo se sentía una barra de chocolate en el microondas.

-Te quiero Luke.

Se fue siguiéndole los pasos a Javier. Mi madre se quedó conmigo, y ambas los vimos marchar desde la ventana.

-Resplandeces- comentó ella cuando los perdimos de vista.

-¿Cómo dices madre?

-Que resplandeces. Tu rostro, ha cambiado completamente. Es maravilloso lo que causa en ti.

-Ahh, eso...- toqué mis mejillas y sonreí- Él tiene esa extraña habilidad de hacerme feliz.

-Puedo verlo. Seguro que Javier lo ve desde donde sea que este- dijo riendo un poco.

-Madre, me avergüenzas- dije cubriendome.- No es para tanto. Es sólo que me alegra que él este bien. Me pone muy contenta haberle visto, habernos despedido. Creo que sólo eso me hacía falta.

-Ya veo. Sólo eso...

-¡Ya te dije que él no me gusta de esa forma!- repliqué a la defensiva.

-Yo no he dicho nada- se encogió de hombros y se dispuso a salir de la biblioteca- Tú has sido la que lo ha dicho primero.

Esta mujer va a volverme loca. Me senté en el balcón nuevamente. Estuve un buen rato mirando el camino que habían tomado. Cuando vislumbre que Javier volvía, decidí que era hora de ir a mi habitación. Aún no me había quitado el uniforme.

Esa noche me dormí con una sonrisa en el rostro.

Había amanecido pronto. Fue como un parpadeo. Realmente odiaba cuando eso me pasaba, es decir, siento que no dormí nada. Mi cuerpo se sentía pesado y mis ojos no querían ver la luz del día.

Sin embargo, estaba feliz. Me desperece, estire brazos y piernas. Hoy comienza la promesa. Lo haré bien Lucas. En serio.

Como era costumbre, el gorila me llevó al colegio. En la entrada me esperaba Christopper, lo saludé con un beso en la mejilla y entramos.

-Te ves radiante hoy.- dijo sonriendo.- ¿Acaso es por mi?

-¿Qué?- me atragante con mi propia saliva ¡Que tonta!- Ahh, sí, sí claro. Es por ti. Quería verte.- dije rápidamente.

-También yo te extrañe.- dijo tomando mi mano. El corazón se me detuvo. ¡Oh por todos los cielos! Iba de la mano con Chris- Sólo he pensado en ti.

-Eso es... Estupendo- deseaba decirle que yo también, pero vamos, apenas lo había recordado.

Que mal me sentía ahora. Él pensando en mí, y yo sólo lo recordé un segundo, mientras me debatía si decirle a Lucas o no, que eramos novios. ¡Demonios Sophia! ¿Qué te esta pasando?... Pero bueno, no tiene mucha importancia. Ya lo pensé bastante durante toda mi vida, que le dedique un día o dos a Lucas no quiere decir nada. Sonreí interiormente. Eso sonaba bastante convincente en mi cabeza. Lo era. ¿No?

Tú eres mi escapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora