25.- Traición

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<<Antonela>>

La amistad es un tesoro valioso, una joya preciada que por más que las usemos tardan en desgastarse, sin embargo hay otras personas que entregan joyas baratas como amistad, las cuales con el pasar del tiempo se van desgastando poco a poco hasta convertirse en nada.

Y eso era lo que estaba viendo en estos momentos delante de mis ojos, una persona que obsequio una joya barata a mis padres hasta que llego el tiempo de su desgaste y mostró su verdadera cara.

¡El olor amargo de solo un producto! "La traición"

Víctor estaba ceñido frente a mí. Su esbelta figura provocaba en el ambiente aires escalofriantes. Pude sentir la incomodidad de Ryan junto a mí. Él no tenía ni idea de quien era la persona a quien estaba por enfrentar.

Víctor tomo aire y encendió el Cedillo que tenía en su mano, exhalo una bocanada antes de comenzar a hablar.

-¡Así, que era aquí donde te encontrabas Antonela!-Sus palabras fueron asquerosas para mis oídos, la forma en que estrujó sus dientes y me vio, provoco que mi cuerpo temblara, gracias a la penetrante mirada que ofrecía aquel sujeto.

-Veo que has perdido los modales, ya ni siquiera saludas a los viejos amigos. -Él se carcajeó con gracia y pude ver las fracciones de Ryan estreñirse.

-Oh, así que va en serio lo de no hablarme, que falta de educación niña, no sabía que eso era lo que te habían enseñado tus padres.

El oír que nombraba a mis padres provoco un sentimiento de ira y rabia dentro de mí, me dolía escuchar con tanta repugnancia delante de sus labios.

Spike, Sofí y Kaila llegaron hacia donde estábamos y pude notar sus rostros estreñirse ante el tensión que provocaba el ambiente. Ellos caminaron hasta posicionarse junto a mí y tuve que poner de mi parte para no recaer en aquel lugar.

- ¿¡Así, que esta es la pandilla de delincuentes con la que andas!? Por eso no te has preocupado por saber ¿cómo está tu hermano? Das lastima. Antonela.

Mis sentidos reaccionaron en aquel momento, en la simple mención de mi hermano, lo mire a los ojos intentando resistir esa mirada que provocaba que los recuerdos de mi pasado comiencen a atormentar mi presente.

- ¿Dónde está Andruw, Víctor? -Fue lo único que pudo salir de mis labios, él inhaló otra bocanada de su cerillo, y sonrió de forma desafiante, con una sonrisa que provocaba a cada nudillo de mi cuerpo tensar se.

-Oh, ¡así que no has perdido el sentido del habla!.- Comento con falsa emoción- Estoy seguro que tus padres estarían orgullosos de saber que su hija solo fue una simple cobarde.

-¿De qué hablas?, ¿Lo único que quiero es saber dónde diablos esta mi hermano?

- ¡Me dirás que no lo sabes!, dime que no estabas con ellos cuando murieron, dime que no viste como se desangraban en el carro mientras morían.

-Cállate.

-Eres tan débil Antonela, No vales nada. -Mi cuerpo empezó a temblar, cada una de sus palabras hería cada parte de mí. Pero no me iba a romper sin antes intentar conseguir una idea de sonde estaba Andruw.

-Bien, si soy débil, pero eso no me hace menos que nadie, soy débil gracias a ti y a tu mediocridad, soy débil gracias a los falsos amigos que solo se ríen del sufrimiento de los demás, ¡pero sabes que! La debilidad no es mala, pues te ayuda a darte cuenta de lo que vale la pena en esta vida, no es mala porque te enseña en que puntos de esta vida tienes que ser fuerte. ¡No has escuchado que él más débil, es el más fuerte!

-Oh, pero qué conmovedoras palabras, casi y me haces llorar.―Dijo con una sonrisa sarcástica― Te pareces a tu madre tan tierna e inspiradora como siempre. Lástima que muriera tan drásticamente.―dijo con una media sonrisa. ―Empuñe mis manos con ganas de golpearlo. Ryan se sostuvo y Kaila me tomo de la mano.

-¿A qué has venido Víctor?

-Solo pasaba por aquí y recordé lo patética que era tu vida y quería saber si lo seguía siendo.

-Pues creo que ya viste mucho, y si no te das cuenta tu presencia repugna en este lugar.

-Tranquila, ya me voy... solo vine a decirte una cosa. Y escúchame bien porque odio repetir.―Lo mire y pude notar que todo lo decía en serio. Su rostro mostraba severidad y su mirada amarga se clavaba como cuchillo delante de mis ojos. - Tú me vez como tu enemigo, pero no es así, hay otras personas en quienes confías que también te han entregado una joya barata y tú has tardado en darte cuenta... necesito que dejes de buscar a Andruw, si no quieres que te ocurra lo mismo que sucedió con tus padres.

-¿¡Me estas amenazando!?.

-Tómalo como quieras, a la final tu familia no es la única que ha caído―Dijo mirando a Ryan de una forma extraña, me gire para mirarlo, su rostro estaba pálido y su mirada estaba fija en Víctor, algo que no terminaba de entender. Tome su mano y al su mirada caer en la mía pude notar todas sus expresiones, tan contraída y quizás con muchas más emociones encontradas que las mías. -Es una advertencia, de ti depende el que vuelvas a ver a Andruw. - Mi rostro se contrajo, mis fracciones se endurecieron mientras miraba como Víctor se daba la vuelta y comenzaba a caminar hacia la salida.

Fue solo un momento, lo que mi cuerpo pudo resistir antes de resquebrajarse y caer en el suelo, mis rodillas se debilitaron y lágrimas comenzaron a cubrir mi rostro. Andruw fue mi misión desde el principio, y no permitiría que una amenaza acabara con mi búsqueda.

Las palabras de Víctor me desconcentraron, pero también me hicieron darme cuenta de lo que verdaderamente querían.

Ellos querían jugar un juego donde solo había un ganador, y no me iba a rendir hasta ser quien destruyera su imperio, haría todo lo posible para evitar que esa falsa joya se siga repartiendo, así mi vida sea el precio a pagar por ello.

Ryan se arrodillo en frente de mí y tomo mis manos entre las suyas, sentí a las chicas rodear me cubriéndome con sus manos, incluso Spike se acercó a mí y me sonrió.

Ellos sabían que ya había decidido.

La primera en romper el silencio fue Kaila quien me miro y me dijo.

-Y entonces ¿Qué piensas hacer?―Me levante y sacudí un poco mis monos sucios.

-Lo que debí haber hecho desde un principio.―Me gire a mirarlos y les regale una Sonrisa- Ya es tiempo de recuperar a Andruw.

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