Al día siguiente cuando Anna se levantó, sintió sus piernas
débiles, su cara le dolía.
Se sentó en la cama, y al mirarse los brazos estos estaban
todos lastimados. Tenía heridas abiertas, y moretones
morados, y verdes alrededor de estos.
Sus piernas estaban de la misma manera.
Sorbió los mocos de su nariz, y pasó la palma por la
misma, sus ojos empezaron a aguarse, y sin darse cuenta,
estaba sollozando, nunca había estado tan débil como el
día anterior. Nunca pensó que Sandy llegaría a tal punto.
Miró sus manos, y acarició sus dedos. Era la única parte
de su cuerpo que no estaba lastimada. Intentó levantarse
pero, su cuerpo no respondía, no podría ir a la escuela,
se desplomaría en la calle antes de poder llegar al
Instituto.
Se arrastró por la cama, hasta el final de la misma, se
observó en el espejo de delante de ella, su cara tenía
golpes morados, su labio estaba roto, de este salía un
poco de sangre. Se limpió las lágrimas que se salieron de
sus ojos, y se volvió a acostar.
Su padre se había ido hace como una hora, y cuando
escuchó la puerta cerrarse, su corazón se detuvo en un
segundo. Si alguien habría entrado a robar, no podría
hacer nada, tenía dolor en todo el cuerpo, y no tenía
fuerza.
Abrió uno de los cajones de su mesa de luz, y sacó una de
las tantas navajas que guardaba, la escondió tomándola
con fuerza en su mano. Por lo menos tendría algo con lo
que podría defenderse en caso de que fuera alguien
extraño…
La puerta de la habitación se abrió, y las manos de Anna
empezaron a sudar. Sus nervios eran feos, se sentía
demasiado mal. Alguien se sentó en la cama, y suspiró.
Acarició su cara, ella hacía que dormía.
Cuando sintió la mano en su cara, su corazón palpitó aun
más nerviosamente que antes.
Luego, esa persona se paró de la cama, y habló.
—No puede pasar esto.
Anna reconoció la voz, y abrió los ojos. Se sentó en la
cama, y le vio de espaldas desordenándose el cabello.
— ¿Qué haces aquí? —Soltó con la voz entrecortada.
Escondió la navaja debajo de la almohada, y se limpió los
ojos cuando una lágrima volvió a caer de sus ojos.
Justin caminó hacia la cama, y miró a Anna quien tenía