Capítulo Ocho.

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Al día siguiente cuando Anna se levantó, sintió sus piernas

débiles, su cara le dolía.

Se sentó en la cama, y al mirarse los brazos estos estaban

todos lastimados. Tenía heridas abiertas, y moretones

morados, y verdes alrededor de estos.

Sus piernas estaban de la misma manera.

Sorbió los mocos de su nariz, y pasó la palma por la

misma, sus ojos empezaron a aguarse, y sin darse cuenta,

estaba sollozando, nunca había estado tan débil como el

día anterior. Nunca pensó que Sandy llegaría a tal punto.

Miró sus manos, y acarició sus dedos. Era la única parte

de su cuerpo que no estaba lastimada. Intentó levantarse

pero, su cuerpo no respondía, no podría ir a la escuela,

se desplomaría en la calle antes de poder llegar al

Instituto.

Se arrastró por la cama, hasta el final de la misma, se

observó en el espejo de delante de ella, su cara tenía

golpes morados, su labio estaba roto, de este salía un

poco de sangre. Se limpió las lágrimas que se salieron de

sus ojos, y se volvió a acostar.

Su padre se había ido hace como una hora, y cuando

escuchó la puerta cerrarse, su corazón se detuvo en un

segundo. Si alguien habría entrado a robar, no podría

hacer nada, tenía dolor en todo el cuerpo, y no tenía

fuerza.

Abrió uno de los cajones de su mesa de luz, y sacó una de

las tantas navajas que guardaba, la escondió tomándola

con fuerza en su mano. Por lo menos tendría algo con lo

que podría defenderse en caso de que fuera alguien

extraño…

La puerta de la habitación se abrió, y las manos de Anna

empezaron a sudar. Sus nervios eran feos, se sentía

demasiado mal. Alguien se sentó en la cama, y suspiró.

Acarició su cara, ella hacía que dormía.

Cuando sintió la mano en su cara, su corazón palpitó aun

más nerviosamente que antes.

Luego, esa persona se paró de la cama, y habló.

—No puede pasar esto.

Anna reconoció la voz, y abrió los ojos. Se sentó en la

cama, y le vio de espaldas desordenándose el cabello.

— ¿Qué haces aquí? —Soltó con la voz entrecortada.

Escondió la navaja debajo de la almohada, y se limpió los

ojos cuando una lágrima volvió a caer de sus ojos.

Justin caminó hacia la cama, y miró a Anna quien tenía

Let Me Die|Adaptada|Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora