Capítulo Treinta.

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Anna volvería a su casa, llevaba dos días en ese maldito

hotel y no lo soportaba. Necesitaba su cama, su bonita

cama, no le gustaba para nada aquel lugar. Cerró la

puerta de la habitación con su mochila en su hombro

colgando, en algún momento tenía que volver, no tenía la

suficiente ropa como para vivir fuera de su casa.

Encendió el auto, y di una vuelta en ‘u’ para volver a la

carretera y llegar hacia el centro de Londres.

Llevaba tres horas andando por la ruta, y se había

perdido de nuevo. Era un completo desastre, no llamaría

de nuevo a Justin, Anna no le haría pensar que él era

siempre su salvavidas… Así que, cuando encontró una

estación de servicio paró y preguntó por dónde tenía que

ir, estaba yendo en dirección contraria hacia dónde es el

centro de la ciudad. Volvió a entrar al coche, y golpeó el

volante con fuerza que se terminó lastimando ella, la

mano se le ponía roja con el paso de los segundos e iba

maldiciendo en voz baja. Le dolía.

Habían pasado dos horas más, se habían convertido las

ocho de la noche cuando paró el auto enfrente de su

casa. Prendió su celular, y tenía mensajes, llamadas,

mensajes de voz de su padre, Alissya y Justin, abrió el

último: el castaño le preguntaba cómo estaba y que si

necesitaba algo que la llamara sin importar la hora.

Sonrió al verlo y apagó el aparato de nuevo.

Bajó del coche con la mochila en el hombro, sentía una

presión en el pecho, se sentía completamente nerviosa, su

padre estaba en casa porque se notaban las luces

prendidas, su estómago se revolvió del pánico que tenía.

No quería verle la cara, en esos momentos, no le quería…

Por más que quisiera decir que le odiaba, no podía.

Oh, vamos, era su padre y el odio era un sentimiento

demasiado grande así como el amor, imposibles de

identificarlos a tan solo días.

Caminó, subió un escalón, después otro y estaba enfrente

de la puerta.

Al abrir, se encontró con vidrios en el piso, las cosas

desordenadas y botellas que contenían alcohol, el líquido

también estaba tirado por todo el piso, había muchas de

estas. Anna se quedó con la boca abierta, y sin hacer

ruido; cerró la puerta, y caminó entre todo esto pero, no

era tan silenciosa. Sintió unos pasos, y la puerta del baño

Let Me Die|Adaptada|Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora