Anna no entendía por qué la vida era tan injusta. Nunca
le había hecho nada a Sandy y sin embargo, ella le
molestaba. Nunca le había hecho nada a su padre y él le
mentía.
Estaba dentro de una habitación con Justin en uno de
esos hoteles para una sola noche en medio de la ruta,
Anna se encontraba sentada en la cama, y los brazos del
Rubio le rodean por todo su cuerpo, dándole protección.
Se sentía mal por dos cosas: su padre le había mentido,
había contratados a dos chicos para que le hicieran vivir
la típica vida adolescente que toda chica quiere disfrutar
y después, estaba Justin. Él, desde hace poco, le había
empezado a tratar bien y de vez en cuando hablaba con
Anna en los pasillos o sala del Instituto, le tomó aprecio,
y Anna le trataba mal… Justin está con la castaña en ese
momento, haciéndola sentir que no está sola, y la
sensación de arrepentimiento formó un nudo en su
garganta.
—Perdón. —Dijo Anna saliendo del pecho de Justin.
— ¿Por qué? —Él frunció el ceño, bajando la cabeza
hacia ella. Era mucho más petisa que Justin.
Anna se quedó callada pensando en sí decirle o no, no
quería que él supiera que le tenía una pizca de cariño.
Era raro: nunca habían sido amigos, y él le trató mal, y
después Justin se unió a lo que era la amistad de Alissya y
Anna… Un pensamiento atravesó su cabeza: ¿Él también
era otra mentira? ¿Era el otro proyecto de Robert?
Observó sus ojos, y luego su expresión. No sospechó de
Justin pero realmente no podía confiar en nadie… La vida
está llena de gente que siempre te va a lastimar, y no
importa lo que trates de hacer para evitarlo, las cosas
hirientes que te escupen las personas o tú misma siempre
quedan rebotando en la cabeza como si fuera una pelota
de futbol. Recordó una frase que su madre siempre le
decía antes de ir a dormir pero, ella era tan pequeña que
nunca la entendió, y ahora se había detenido a pensarla.
“Tienes que ser como un globo, Anna… Tienes que volar
en libertad, como si solo fueras tú y el aire. Los
problemas tienen que quedarse fuera de tu cabeza. Debes
ir, explorar, conocer siempre estando libre porque eres
una persona y mereces eso.”
Se había quedado en silencio por unos minutos, y Justin
permanecía sentado mirándole. Cuando volvió a la