Capítulo Treinta y cuatro.

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“Lo siento. Lo lamento tanto. Siento haber sido un idiota,

realmente te lastimé mucho y no estoy feliz u orgulloso

por eso. Tal vez te parece loco, ilógico o estúpido que te

diga que después de acercarme a ti pude entender que

no merecías todo lo que te pasaba en el Instituto… Tenías

tus problemas en casa y solo me preocupaba de todo el

daño que podía causarte mientras estabas encerrada en

ese Colegio por cuatro horas, seguro fueron las horas

más eternas de toda tu vida y lo siento.

Pasé unos días volviéndome completamente loco, me

tiraba en cara cada hecho horrible que te hice pasar y me

odié porque no merecías absolutamente nada de eso. Eres

tan bella, alegre y divertida cuando te lo propones pero,

también tienes tu otra fase donde te llamas loca pero,

¿sabes algo? No estás loca, buscas una forma para lidiar

con todo lo que sucedió o sucede en tu vida.

Y está bien, puede que no sea la mejor manera de

sobrepasar pero yo no soy tú como para obligarte a

hacer algo… Sólo quiero que sepas que yo voy a ayudarte

en cada cosa que tú necesites, no importa si quieres

gritar, llorar, reír, lamentarte… Puedes hacerlo conmigo.

No sé como dejarte. Sé que no soy más que otro

compañero que te lastimó hace tiempo atrás y también,

tengo claro que nunca vas a olvidar todas las heridas

porque no solo son físicas también son internas y cada

vez que miró hacia tus ojos, siento odio por mí mismo y

no sé si es verdad que lo veo o si lo estoy imaginando

pero cuando te miro observo lo mismo. Nunca quise

preguntarte porque tengo por seguro que eres tímida y

no te gusta hablar sobre lo que sientes a menos que te

sientas mal.

Anna, eres tan frágil, tan sencilla, tan tú que cada día que

paso contigo me atraes más, lamento todo y siempre,

siempre voy a repetirlo. Te convertiste importante para mí

y sé que no tienes el mismo sentimiento por mi persona

pero, no importa. La mayoría de los amores no son

correspondidos y hace fue, es y será la vida.

Te aprecio tanto, Anna.

Justin.”

Anna bajó la carta hacia su pecho y la sostuvo por unos

minutos contra el mismo. Respiró y dejó que las palabras

se conectaran y mezclaran en su cabeza para después

Let Me Die|Adaptada|Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora