De esa salida, su padre no se había enterado aunque
cuando encontró todo el sistema roto pensó en que su
hija se había escapado ese día pero, Anna le hizo creer lo
contrario.
Las semanas pasaban totalmente lento, y el mes de castigo
no terminaba nunca. Justin cumplió con lo que había
dicho la última noche que tocó la habitación de Anna, a
todos lados le seguía, y lo peor de todo es que ella
compartía clases con Sandy, y el miedo cuando quedaba
sola se apoderaba de su cuerpo… Ella no le hizo nada,
nunca le lastimó.
La castaña corría por las puertas del Instituto para salir
de ahí lo más rápido posible, pero Justin estaba contra el
auto con los brazos cruzados sobre su pecho.
Anna bufó, y pensó en la idea de ir caminando hacia
llegar a su casa que no estaba lejos pero, el auto era de su
padre, y lo necesitaba para ir a trabajar en la tarde así
que, lo ignoró.
Le trababa la puerta y por eso, no pudo ignorarlo como
su mente le reclamaba aunque, en parte quería que le
hablara… Su voz era seductora.
— ¿No vas a decirme permiso?
Ella le ignoró, intentaba empujarlo pero, él era tan fuerte
que eso no era posible.
—Oh, vamos… ¡Estuviste todo el día pegado como un
gran dolor en el trasero! —Le gritó, y le empujó de nuevo,
se movió dos centímetros pero, eso no servía para poder
entrar al coche.
—Me gusta saber que soy la razón de tu malhumor.
—Eres un hijo de puta, ¿sabías eso? —Abrió la puerta
trasera, y tiró su mochila, buscó la llave del auto y volvió
a cerrar la puerta. —Muévete.
Justin negó con la cabeza, y acomodó sus lentes de sol.
Era irónico, estaba nublado, no había Sol, el cielo estaba
completamente gris, y el chico usaba lentes… Anna no
entendió si lo hacía para conseguir más chicas porque se
veía realmente bien o porque de verdad tenía un gran
problema.
—Vale, teresumo esto: Mi papá se tiene que ir a trabajar
con el auto, y yo estoy aquí sin poder salir porque un
chico —Le señaló. —, está bloqueando la puerta. Así que,
permiso. —Justin se quedó inmóvil. Anna empezaba a
perder la poca paciencia que tenía.