Era la noche del día siguiente, estaba mirando una
película cuando recibió una llamada de Alissya,
preguntaba si podía ir a su casa para pasar el rato, y
como tan solo eran las ocho de la noche, dijo que sí.
Su padre no estaría hasta la media noche, y hasta
entonces podría hacer lo que quisiera. Le avisó que
Nicholas quería ir, y Anna aceptó con gusto el hecho de
que él apareciera.
Aparecerían en una hora, en ese tiempo… Anna se daría
un baño, y arreglaría un poco su habitación.
Quince minutos después, salió con una toalla alrededor
de su cuerpo, y con el pelo suelto chocando contra su
espalda.
Entró a su pieza tarareando una canción, y fue hacia el
ropero para tomar su ropa interior, y una blusa con un
pantalón de mezquilla.
Tiró todo en la cama sin mirar hacia esta, y al darse
media vuelta, levantó la vista y soltó un grito ahogado.
Llevó la mano a su corazón que inició a palpitar con
rapidez al saber que no solo Anna permanecía en el
cuarto.
Alzó una ceja, y luego, respiró profundamente intentando
entender que sucedía.
Él estaba ahí sentado en la cama con todo la ropa de
Anna en su regazo, y con una sonrisa estúpida en medio
de su cara.
—Vale, esto se te ha vuelto una costumbre…
Él miró hacia los lados, y su sonrisa se amplió.
— ¿Qué cosa?
—Entrar sin preguntar a mi casa, Bieber.
Soltó una risa leve, y dejó la vestimenta de Anna sobre su
cama, y separó de la misma caminando a por la castaña.
La acorraló contra el armario y su mirada bajó a todo su
cuerpo que estaba cubierto por una toalla.
Anna, incomodada, bajó la cabeza.
— ¿Podrías irte? No puedes estar aquí. —Pidió Anna en
un susurro.
Justin la tomó del mentón.
—No soy como Sandy, no te haré daño.
—Nunca me has tocado un pelo, y lo sé pero, el daño
psicólogo es mayor. —Dijo mirándole directamente a los
ojos. Anna, estaba teniendo un valor extremo para hablar
con él.
Al saber que Justin no la golpearía, era más valiente.
Cuando Sandy le insultaba, no había palabras para que
ella pudiera defenderse, de una u otra manera le