Narra Anna
Me sentí vacía y pérdida toda la semana. Salía algunas
veces de mi cuarto cuando llegaba mi papá para no
preocuparlo pero no podía sonreír, no sentía mi cuerpo
funcionar. Era una máquina obligada y odiaba eso. Lo
mejor de todo era que tanto Alissya como Justin no
estaban cerca de mi casa, y mi padre trabaja hasta tarde,
algunas veces me hacía la dormida para no tener que
hablar con él.
Justin se fue con su madre a visitar a su abuela que había
tenido un problema la semana pasada y se quedó con ella
ya que, hace mucho tiempo no le veía. Se quedaría unos
días más o eso me había dicho. Alissya fue al casamiento
de su prima que era en Nueva York así que,
aprovechando tales circunstancias se quedaría ahí unos
días. Era uno de los mejores lugares para ir a comprar, la
quinta avenida tiene las mejores tiendas y ella iría a todas
esas tiendas y se llevaría algo.
Mi papá llegaba a las diez de la noche ya que, le pidieron
que cubriera a uno de sus compañeros que tuvo que irse
por un tema personal unos días afuera del país, me
quedaba sola desde que llegaba del Colegio hasta que mi
padre aparecía en la casa.
Parecían los viejos días, los que siempre eran iguales. En
clase, permanecía sola, no hablaba con nadie y podía
observar como Sandy hablaba sobre mí. Cada día era un
miedo que me atormentaba, no podía salir de la casa con
seguridad. Sin Justin y sin Alissya todo parecía igual que
siempre, aburrido, sin trama, sin nada especial o raro que
pueda llegar a pasarme entonces entendí que les quería
mucho, les quería tanto que los extrañaba.
Salí de la clase corriendo. Sentía la mirada de tres chicas
a mis espaldas y traté de ignorarlas lo más que pude, no
me quedé para almorzar en el Instituto directamente salí
para mi casa y las miradas seguían penetrándome en el
cuello. Era odioso. Quería correr y llegar a mi casa pero
tampoco era un lugar seguro, ningún logar en el que este
sola era seguro, siempre viviría con ese miedo.
Iba a correr.
— ¡No te apures, querida! —Gritó. Conocía aquella voz
como si fuera la mía. Como si fuera la palma de mi mano
—Te alcanzaremos de todos modos. Somos tres y tu, una