El silencio se percibía en la habitación, todo parecía
incómodo. Ambos se miraban fijamente y contenían la
respiración, así que ni el respirar se escuchaba. Uno tenía
las manos en los bolsillos del pantalón y otra se abrazaba
a sí misma porque el aire que entraba por la ventana le
daba frío, esa era la escena. El chico cerró la venta y la
trabó, y entonces solo quedaron ellos. Todo se volvió
raro, Anna se dio media vuelta y se sentó en la cama
dándole la espalda a Justin, el contacto visual había
terminado.
Se escuchaban los pasos de Justin chocar contra el piso
también como las respiraciones volvían a ser normales,
era el día siguiente al que volvió del hospital, le habían
dado el alta el mismo día que le encontraron solo que a
la tarde. Le dolían las piernas como el infierno, era como
unas pequeñas punzadas a lo largo de estas, su muñeca
había calmado con los calmantes que el Doctor le había
recetado.
Hubo un momento en el consultorio del médico que solo
quedaron él y ella por petición del mismo. Le preguntó
cómo le estaba yendo con la psicóloga y si estaba
haciendo efecto en su forma de pensar o ser, ella le
contestó que todo estaba mejorando pero lo que no sabía
era que la cicatriz que su mente había creado estaba en
proceso de ser eliminada cuando aquella noche todo
volvió a ser como era hace meses atrás: las ganas de
correr a un baño, abrir el grifo de la ducha o el
lavamanos, buscar entre los maquillajes –que eran usados
para tapar los golpes– una pequeña navaja para terminar
con su vida en ese momento pero nunca fue tan valiente
para hacer eso, sabía que nunca podría dejar a su padre
pero también sabía que si lo hacía, él estaría viviendo sin
un peso sobre sus hombros.
Cuando la mano de Justin se posó en su hombro, un
escalofrío le recorrió desde la cintura hasta el cuello
erizándole los pelos del mismo, su mirada se aflojó un
poco pero no se giró, se quedó inmóvil mirando hacia la
pared en donde había un cuadro familiar.
Recordó cuando Justin le comentó sobre Sandy y que él
no era el padre del hijo de ella, y le entró curiosidad.
Sabía que podía ser cualquier estudiante del Instituto
porque Sandy era una de las zorras más conocidas del
Colegio pero en ese momento, Justin estaba con ella.