Ambos dos estaban fuera del hospital a los cinco días, el
padre de Anna le presionaba para que le contara quién
había sido la persona que le hizo tal cosa, en el Instituto
sabían que era Sandy pero, nadie nunca habló sobre ella.
Los rumores corrían por los pasillos del mismo demasiado
rápido, las risas, las miradas que nunca antes había
recibido, aparecían en su camino. Cada vez que Anna
caminaba con sus libros en la mano, cada vez que
entraba al salón, entraba a la cafetería o al baño, las
charlas cesaban y todos le quedaban mirando. Se notó
que había sido lastimada por alguien y ese alguien era
Sandy entonces eso afirmaba cada rumor que había entre
las paredes.
Solía no ir a la cafetería, tampoco en los recesos ir sola al
baño.
Justin uno de esos días no fue al Instituto, ya sea porque
no tenía ganas de ir o por el yeso que cubría su brazo…
Tardó una semana en poder salir del hospital por las
recetas y chequeos que debía hacer, fue en uno de esos
días cuando conoció a su mamá. No sabía que sus padres
se habían divorciado cuando él era pequeño y entonces,
entendió que no sabía mucho sobre Justin como él de la
historia de Anna. Tal vez porque se mantenía cerrado
sobre su vida personal pero, él siempre estaba ahí para
ella cuando, capaz, Anna nunca lo estuvo por todos los
problemas que se interponía, ella misma, en su cabeza.
El médico que había atendido a Anna en las dos últimas
veces que visitó el Hospital, le recomendó que fuera a un
psicólogo. Su padre, quien siempre intentaba ver lo
bueno para su hija por más que tuviera errores, pensó en
que también era buena idea, alguien que le ayude a ver
su vida de otra manera podía sacarla del juego que su
mente jugaba contra ella. Anna no quería saber nada al
respecto, no podía confiar en una persona cualquiera y
contarle sobre su vida, sus defectos, sus marcas, sus
cicatrices, sobre sus sentimientos e inseguridades. No era
así de fácil, nunca había sido de esa manera.
Justin y Alissya apoyaron el pensamiento de su padre y en
ese momento, la castaña dijo que no tenía apoyo de
nadie pero estaba dramatizando todo la escena, tal vez si
necesitaba ir a un psicólogo.
Estaba sentada con las manos sobre su regazo mirando
hacia las diferentes pinturas que colgaban en la pared de