Prólogo

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Cerré los ojos al sentir el viento chocar con mis gordas mejillas. Eleanor se estaba tardando demasiado, y ya me comenzaba a doler el trasero de esperarla tanto en la banca del patio. El recreo pronto iba a terminar, así que me levanté con el chocolate en la mano para ir en busca de Eleanor. Me quejé al sentir como jalaban de mi brazo bruscamente.

—Hola,  cerdito —me dijo la rubia que tanto odio, y creo que odiaré toda mi vida.

—¿Qué quieres ahora Perrie? —bufé. Siempre pasaba lo mismo.

—Nada. Sólo venía a describirte, gorda y fea —rió.

No le presté atención. Me zafé de su agarre y me di media vuelta para seguir buscando a Eleanor. No la encontraba por ningún lado, no estaba ni en los pasillos, ni cerca del baño ni...

Mi cuerpo se tambaleó al chocar a lo que al parecer era otro cuerpo. Alcé mi mirada y... ahí estaba el chico más hermoso que había visto en toda mi corta vida, por Dios. Tenía unos hermosos ojos color esmeralda y unos lindos rizos color chocolate, justo como el que me estaba comiendo aún.

—Lo...lo siento — no pude evitar que mi rostro se ruborizara.

Él no hizo nada. Sólo me observó y se fue. Al parecer era nuevo, ya que nunca lo había visto por aquí. Sonreí de lado.

Seguí buscando a Eleanor, pero no la encontré. Al final me resigné y me dirigí a la sala de clases. Ella tampoco estaba ahí.

—Hola, chicos —dijo la maestra entrando. —Tomen asiento. Hoy una nueva personita se nos integrara. —¿nueva personita? Recé para fuera el niño con el que me había cruzado en los pasillos. —Vamos cariño, entra.

Y ahí fue donde mis ojos volvieron a ver esa hermosura de niño. Creo que exagero, pero nunca había visto a un niño tan lindo. Y no sé por qué estaba pensando todas estas cosas. Se suponía que todos los chicos de mi edad me daban asco. Todos. Me faltaban meses por cumplir los seis años y todas las niñas de mi clase ya habían tenido su primer beso, incluso Eleanor. Menos yo. Y no era solo porque era gorda y fea, si no porque también no le encontraba razón el andar juntando labios que quizás dónde andaban metidos antes y andar transmitiendose saliva y enfermedades. Simplemente lo encontraba asqueroso.

—Harry, ve a sentarte al lado de ______ —me señaló.

Él hizo una mueca rara y se sentó junto a mí.

—Eh... hola -lo saludé tímida. Él me observó de reojo y bufó.

Estuvo toda la clase callado. Al tocar el timbre del almuerzo salió disparado por la puerta. ¿Tan malo era sentarse con la gorda de la clase? Admito que soy gorda, tengo peso demás para mi edad pero no para que alguien sea así conmigo, y no sé porque aún así lo encuentro lindo. 

Salí del aula y me dirigí al comedor. Que raro, Eleanor tampoco estaba allí. Me senté en una mesa alejada de todos mis compañeros, no me caían tan bien. A los únicos que les hablaba era a Eleanor y a Louis. Ellos eran mis mejores amigos desde que tenía cuatro años. Ellos eran los únicos que no me criticaban por mi físico. 

En el instante que tomé mi bolsa con galletas, sentí que alguien tocaba mi hombro. Calmadamente me di la vuelta. Era Zack... ¿Zahid? o no, era Zayn. Sí, Zayn.

—¿Qué quieres? —vi que él se tenso, o más bien se colocó nervioso.

—Eh... —se notaba que sus nervios aumentaban. 

Lo quedé mirando extrañada, y atrás de él vi a Harry que pareciera que se estuviera besando con... con Perrie. Esperen, ¡¿con Perrie?! No sé porque me dañaba mucho esa escena. Zayn me miró confundido, se dio la vuelta y trato de buscar lo que yo miraba. Se volvió a mirarme y frunció el ceño. Parecía enojado.

Little Things |My Bulimic Girlfriend|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora