El Consagrado

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(Lamento el retraso, mi tablet se tomó unas vacaciones también. O sea que ha muerto. Ahí va un adelanto!)
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Sueño con gallinas de color rosa( lo cual es preocupante) cuándo me despierto. Está todo muy oscuro, así que pronuncio un conjuro de luz y la piel de mi mano se ilumina levemente. Estoy sentado en un pequeño riachuelo subterráneo, a juzgar por la roca que se extiende sobre mi cabeza.

- ¿ Írisa? ¿ Clarvi? - susurro en la oscuridad.

Nada. Silencio.

Empiezo a seguir el curso del río. ¿ Cómo he llegado aquí ? Lo último que recuerdo es que la roca lanzada por las catapultas de la ciudad atravesó el hechizo de flotación que creé para detener mi caída. Después Írisa me cogió de la mano, y un segundo más tarde todo se hizo oscuro. ¿Otra vez el teletransporte? Probablemente.

Veo algo de luz al final de este túnel infinito. Acelero el paso con cuidado de no resbalar en el agua, y tras girar un recodo, me llevo una sorpresa. El río, que desaparece por otro túnel, se abre a una gigantesca caverna, del tamaño de un castillo de los grandes. Lo más curioso es el agujero que se abre de golpe en la pared y da al exterior. Es más grande que tres casas juntas. Parece una entrada a la madriguera más grande del mundo. La luz que se cuela por él dibuja un círculo iluminado en el suelo, que está completamente salpicado de flores, arbustos, y algún que otro árbol. Es todo precioso, pero de una manera un tanto siniestra. Da la sensación de no ser natural.

Entonces oigo una suave respiración detrás mío. Me quedo helado, pensando si vale la pena girarse y ver que causa el ruido. Al final, la curiosidad vence al miedo. Muy lentamente, me doy la vuelta sin hacer ruido. Lo agradezco profundamente al ver el responsable de los ronquidos que suenan. Es una criatura azul enorme, enroscada sobre si misma dentro del río, como una serpiente. El doble de grande que un elefante por lo menos. Su cara se parece más a la de un koi (lo cual no me relaja precisamente). Duerme plácidamente.

En un intento de abandonar el lugar, empiezo a girarme, pero me deja de una pieza lo que se encuentra en la otra orilla, entre los árboles. Al principio no veo nada por culpa de que despide mucha luz, pero cuando mis ojos se acostumbran, veo a la criatura más bella del mundo. Un corcel tan blanco que brilla, con una crin que ondea al viento y unos ojos, que aunque son negros, emanan luz. De su frente surge un largo cuerno en espiral. Un unicornio.

Y cuando creo que lo he visto todo, una cabeza se asoma por el agujero. Una cabeza escamosa, dorada, con un par de inteligentes ojos a los lados. Una cabeza de dragón. Le sigue un cuerpo con las mismas características, un cuerpo que incluye un par de poderosas alas membranosas que surgen de los omóplatos.

- ¡ Ei! - dice el dragón, con una voz que retumba por todas partes(¿¡los dragones hablan!?)

- Me alegro que hayáis venido - responde la criatura del río, que se ha deslizado silenciosamente hasta el lado del unicornio.

- ¿De verdad necesitamos un nuevo Consagrado? - pregunta este. Para mi sorpresa, su voz es femenina y joven, al contrario que los reptiles. Ninguno de los tres me presta la mínima atención.

- Lo he visto en las aguas. Lo necesitaremos. - responde la serpiente.

- ¿Y por qué no nos dices el motivo? - pregunta el dragón dorado.

- Porque intentaréis evitarlo y será peor - contesta.

- Si tu lo dices. . . Adelante - dice el unicornio.

En ese instante, el río empieza a hervir debajo de mis pies. Se forman burbujas de agua caliente que explotan y me salpican la cara. Caigo al agua, lo cual empeora la situación. Entonces se acerca el unicornio. Se introduce en el río sin molestarse mínimamente, y muy lentamente, inclina la cabeza sobre mí para que su cuerno me roce en la frente. Empieza a dolerme terriblemente en ese punto, cómo si me hubiera agujereado la cabeza. Justo cuando voy a gritar, el dragón entra en la caverna y se dirige hacia mí. Lo veo venir antes de que exale su  fuego sobre mí.

Sildes, los hijos del aire.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora