Sobrevivimos de milagro

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La Isla de las Perlas es conocida cómo La Perdición de los Codiciosos. Es una pequeña isla situada en medio del río Aqua, al lado del Puño de Kraj. Su costa occidental roza las aguas del Ring. Está cubierta de pequeños riachuelos, y se caracteriza por su poca vegetación. Pero lo más interesante de la isla es su fauna. Está poblada por peces de muchos tipos, y también de dragones acuáticos.

Los dragones acuáticos no son dragones en realidad, están más cerca de la familia de los hipocampos, pero se parecen un poco a ellos. No tienen alas ni tampoco escupen fuego, pero aparte de eso tienen mucho parecido. Su nombre verdadero es koi.

Los koi nacen siendo unas pequeñas carpas de colores, que pasan su vida comiendo y reproduciéndose. Al alcanzar la edad adulta, su cuerpo se transforma en el de un dragón del tamaño de un caballo, con cola de pez y dos potentes garras delanteras. Los individuos que ya han realizado la transformación se dedican a proteger el territorio y a cuidar de su versión pequeña. Pero lo más interesante de los koi es que pueden crear perlas. Lo hacen al transformarse, obteniendo una pequeña perla rosada y brillante. Algunos creen que es la representación física de su alma, pues lo protegen con su vida. Al parecer, un koi puede renacer de su perla si muere de forma antinatural. Lo cuál convierte la isla en una trampa para los codiciosos. Intenta matar a un dragón furioso que renace cada vez que lo matas.

Lo malo es que son inmunes a la magia y su piel es durísima, lo cual no es bueno para Absent y yo, que corremos desesperados huyendo del koi negro y rojo, al cual se le ha unido otro blanco y amarillo. Absent carga con Clarvi, mientras yo trato de distraer o frenar a los koi con mis flechas. Por suerte, no son conscientes de la dureza de sus escamas, por lo cual se paran cada vez que una flecha se clava delante suyo.

Aún así no duraremos mucho. Estos bichos son muy rápidos para tener sólo dos patas.

De repente, un nuevo koi, de color caramelo y rojo, aparece delante mío, contándome el paso. En pocos segundos estoy rodeada por este y los que me perseguían. Rezando para que Absent pueda llegar más lejos que yo, doy una patada en la cara a uno que se había acercado demasiado y salgo volando.

El viento que corre por encima de esta isla es puro, si rastros de humo. Me resulta muy relajante, no sé porqué. Me elevó hasta que puedo ver la isla entera, el Puño de Kraj y hasta Jeirm y Miratona a lo lejos. Empieza a amanecer, y el cielo es ahora de color rosa, naranja, ... Es un espectáculo maravilloso, y me quedo suspendida en el aire, observando la naturaleza en estado puro. Hasta que oigo un grito. O, mierda.

Me lanzo en picado ( literalmente) hacia el origen del sonido. Unos cuantos metros debajo mío, veo la orilla del río Ring. Absent a logrado llegar hasta ella, pero ahora le sangra un hombro. Clarvi corre a su lado, consciente, pero algo desorientada a primera vista. Les siguen los koi que me rodearon antes, con pinta de querer sangre.

Aprovecho para dar una patada al koi más adelantado, y sigo volando hasta los magos. Absent tiene el terror pintado en el rostro, y Clarvi necesita una siesta ya. Por suerte, esta parte del río no es muy profunda, y a pesar de nuestro estado, logramos cruzarla a nado ellos y yo volando. Más bien arrastrándolos. En cuanto llego al otro lado, pongo una flecha en el arco y me giro para enfrentarme a los dragones. Me llevo una sorpresa al ver que siguen en la isla, rugiendo, en la frontera invisible entre su mundo y el nuestro.

Sildes, los hijos del aire.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora