Con el impulso de mis alas voy saltando de roca en roca, lo cual no es muy difícil, hay en gran cantidad asomando por encima de las aguas del río que casi me ahoga antes. Hemos vuelto al principio de nuestro aterrizaje forzoso, en dirección sur, a la civilización. No hablamos.
Clarvi parece sumida en una gran tristeza. Absent parece que sigue sin creerse lo que vio Clarvi. Yo tampoco lo hago. ¿Absent, el chiquillo de apenas 16 anos que siempre se ha mostrado tímido, amable, con ganas de aprender del mundo, torturando hasta la muerte a un puntazo de lagartijas sin patas? ¿Y encima riéndose a carcajadas mientras lo hace? Escribe un libro de fantasía, Clarvi.
Aunque algo en sus ojos hacía que me planteara creerla. Nadie consigue que una historia inventada le oscurezca la mirada así. Es cómo si se hubieran llevado una parte de su alma. ¿Qué puede haber pasado en aquella madriguera?
Lo que sí he notado es un cambio en Absent. Está . . . más lleno, cómo si a pesar de su cabeza gacha y expresión sombría supiera que está a rebosar de energía. No tengo ni idea de cómo lo sé. Es cómo cuando alguien está enamorado, lo notas en su manera de caminar, de moverse, hasta de respirar. La última vez que sentí algo así fue la primera vez que vi a los dos magos. Lo confundí con los nervios del momento, pero sí que recuerdo un cosquilleo por todo el cuerpo, una sensación cómo la de saber que hay alguien cerca tuyo sin verlo ni oírlo. Sólo que ahora es mucho más fuerte, potenciada por el poder que supuestamente tiene metido en el cuerpo.
¿Tendrá algo que ver con ese sueño que tuvo antes de rescatarme? Ese de una caverna enorme, una serpiente llamada Leviatán, un dragón y un unicornio (ahí va otro que tiene que escribir un libro).
- Espera! - chilla de repente Clarvi. Estaba tan metida en mis pensamientos que pego un bote y acabo mojando las botas en el agua.
- ¿Qué pasa ahora?! - le pregunto alarmada. No me quedan flechas, pero puedo apalizar a cualquiera con mi arco y mis puños, y aún conservo mi cuchillo de caza.
- Es un milagro . . . - Susurra ella.
- El qué!? - le dice Absent, que mira alrededor como loco.
Ella no responde, sólo se agacha y aparta las hojas del suelo. Grabado el la roca hay un símbolo que ella presiona mientras murmura. El suelo un poco más allá se abre y deja ver una rampa que se hunde bajo tierra.
- Un lugar seguro. . . - susurra.
Una hora más tarde, entro en el salón del complejo subterráneo, tras un baño y vestida con ropa limpia. Absent devora lo que encuentra en la cocina, haciendo mucho ruido. Clarvi está sentada en uno de los muchos sillones, con lo que parece un cuadro cogido con una mano y un pincel en la otra. Me acerco por detrás y veo que está acabando una flor de color rosa, celeste y amarilla, con detalles blancos y negros. Pese a la extraña combinación de colores, es una obra preciosa.
- Dibujas muy bien. - le digo.
- Oh, gracias, pero no es un dibujo. - responde.
- ¿ No? -
- Mira -
Chasquea los dedos y los colores empiezan a moverse solos por el lienzo, mezclándose y creando nuevos, dibujando por sí solos.
- Qué lastima. Era muy bonita. - digo yo.
- Es un hechizo para enterarse de cosas de interés para quien lo quiere. - explica.
Cuando los pigmentos dejan de moverse, se ve una imagen nítida cómo la vida real. En ella se ve un grupo de soldados que preparan un carro muy grande, tapado desde todos los lados para que nadie vea lo que hay dentro. Hay incluso un par de miembros de la Guardia Aérea.
- ¿Qué habrá ahí dentro? - pregunto.
- Ahora verás.- contesta.
Roza con la punta del dedo el lienzo y la imagen se pone en movimiento. El carro, que está blindado, es puesto a punto por los soldados durante unos minutos. Finalmente, abren la puerta trasera y por el borde de la imagen aparecen más guardias, cargando con una especie de baúl. Es más largo que una persona, pero está tapado por una tela. Cuando los soldados lo alzan para meterlo en el carro, la tela se cae y deja ver algo que no me esperaba.
Una pecera cubierta de cristal enorme, y dentro, con expresión de terror, una sirena. Una sirena.
¡¡¡QUE!!!
- Parece que Caler sigue traficando con seres mágicos - digo con irá contenida. - Tendremos que recordarle que eso no se hace. -
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Sildes, los hijos del aire.
FantasíaÍrisa, además de ser una chica decidida, rebelde e inteligente, es una silde, una descendiente de la unión de un espíritu del aire y un humano. Vive de forma sencilla en Laurentum, un reino en el cual la magia está prohibida y perseguida desde que e...