20.Presentaciones

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Haciendo caso al consejo de Sara me dirijo a la oficina de Derek.
Entro en el edificio algo más nerviosa de lo normal. Pensando en esto tumbada en mi cama parecía una muy buena idea, ahora que estoy aquí no estoy tan convencida de ello y empiezo a dudar. Mis ganas de verle me hacen seguir avanzando hacia la chica de la entrada, la secretaria de Derek si mal no recuerdo.

—Hola, soy Lia—le pongo una de mis sonrisas intentando parecer tranquila.

—Hola ¿Puedo ayudarla?—

—He venido a ver a Derek Wells—

—Ahora mismo está en una reunión — me informa después de teclear en su ordenador—Puedes esperar en los asientos de allí —señala hacia una sala de espera frente a mí.

—¿Crees que tardará mucho?—

—No, tiene que estar a punto de terminar— se queda mirándome durante un rato y yo me pregunto si tendré algo raro en la cara—¿Eres Lía Bradley verdad?—asiento con la cabeza y sonrió —¿Te podrías sacar una foto conmigo sino es molestia?—

Me encojo de hombros y acepto. Nos sacamos la foto y aprovecho para beneficiarme un poco de la situación.

—Enma me has dicho que te llamas ¿No?— asiente sonriente mientras mira la foto de su movil—¿Podría esperar en el despacho de Derek? Me gustaría darle una sorpresa, hace mucho que no nos vemos—

—No se me está permitido... —le sonrió—pero haré una excepción contigo—

—¡Gracias!— le digo mientras ya me estoy alejando hacia el ascensor.

Entro en el despacho,como la primera vez todo está impecable y bien ordenado. Me siento en su silla, es bastante cómoda. Él abrigo de Derek está colgado en el respaldo de esta, acerco mi nariz para oler su aroma.
Después de haber estado en su ducha, junto a él, se que es el gel que usa el olor que tanto me atrae.

Cojo uno de sus bolígrafos. ¿Por qué tiene todo tan ordenado? No quiero decir que la gente sea desordenada pero tanto la casa como el despacho de Derek desprenden orden por todas las esquinas.
La puerta se abre, me levanto de la silla bruscamente.
Se queda en la entrada sujetando el picaporte. Madre mía, han pasado dos semanas pero ahora que le vuelvo a ver me doy cuenta de lo que le he hechado de menos.

—¿Qué haces aquí?— interrumpe mis pensamientos.

—Hola Derek. Yo también me alegro de verte—cierra la puerta y se acerca a mí.

—¿Enma te ha dejado pasar sin avisar?—

—Bueno, eso que importancia tiene ahora ¿No te alegras de verme?—pasa a mi lado sin inmutarse y se sienta en la silla. Yo me quedo a su lado, de pie y mirándole.

Saca el bolígrafo azul que he cogido antes, que había metido aposta en el bote de los bolígrafos rojos, y lo coloca en su sitio de nuevo. Menudo obseso del orden.
Le miro en espera de alguna palabra pero él sigue mirándome callado, al parecer no esta dispuesto a seguir mi conversación.

De acuerdo, si él no está dispuesto a hablar tendré que ser yo quién empiece.

—Derek... Lo del otro día, no sé lo que pasó. Pero si lo piensas ¿Por qué estamos enfadados? Sé que aveces puedo ser un poco indecisa e insoportable. Y si querías que te dijera que me gustas, pues sí, me gustas y mucho ¿Contento?—

Intenta estar serio mientras hablo pero cuando escucha que me gusta sonríe como un tonto.
Me coloco tras de él y empiezo a masajearle los hombros suavemente sobre la tela del traje.

Poco a poco noto como se va relajando entre mis manos, la tensión desaparece de sus músculos.
Me sorprende que todavía no haya dicho ni una sola palabra.

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