11.Regreso

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—¿Cuándo vas a volver Lia?— me pregunta Khloe.
En cuanto colgé el teléfono, llamé a Khloe y le conté lo sucedido y que tendría que marcharme a España a primera hora.

Le insistí en que no viniera pero como siempre, no me ha hecho caso y se ha plantado en mi casa para ayudarme a hacer una improvisada maleta.

—¿A dónde vas?— Derek se frota los ojos distraído mientras me observa meter ropa en la maleta.

Con tantas prisas en lo último que he pensado ha sido en despertar a Derek.
Le miro de reojo cuando se acerca a mí, sin camisa.

—¿Y este qué hace aquí? Que bien te lo pasas últimamente Lia— me susurra Khloe repasando de arriba a abajo a Derek. Ignoro su comentario e intento explicarle al hombre semidesnudo frente a mí que hago con una maleta a medio hacer.

—Me ha surgido un improvisto. Tengo que ir a España. Pero volveré pronto. Puedes ducharte y comer algo, estás en tu casa— me miro el reloj de muñeca y me levanto rápidamente— Mi vuelo sale en dos horas y media.

—¿Estás bien? ¿quieres que te lleve al aeropuerto?—

—No te preocupes, tú vete al trabajo— me pongo un chaqueta y le doy un beso rápido sobre los labios— Nos vemos pronto—

El viaje en avión siempre me pone muy nerviosa, creo que es algo de lo que nunca acabaré por acostumbrarme. Las manos empiezan a sudarme y un pequeño tic me hace mover la pierna derecha continuamente. Estoy tensa durante todo el viaje, y eso sumado a lo que temo encontrarme en casa es aún peor.

Cuando por fin piso tierra firme dejo escapar el aire contenido. Un día de estos me dará un ataque mientras viajo.

Cuanto más cerca estoy de casa más nerviosa me pongo. Intento darme la mayor prisa posible.
Cojo el autobús y me hundo en el asiento.

Toco el timbre impaciente. Mi madre aparece en el umbral de la puerta tras unos segundos y no me gusta lo que veo.
Tiene los ojos rojos de llorar. Y mi madre nunca llora.

—Te dije que no vinieras Lia—

—No digas tonterías y dime que ha pasado—

Entramos en casa y antes de que diga nada le abrazo con fuerza.

—Tu hermana no ha vuelto— por desgracia escucho las palabras que tanto temía — se fue ayer a la tarde y no ha dormido en casa—

Las manos de mi madre tiemblan mientras me explica que últimamente mi hermana Elena  se está comportándo de una manera que nunca antes había visto.

Sé que muchos adolescentes pasan por estapas difíciles. Pero Elena nunca había estado toda la noche fuera y aunque quiera pensar que no es nada, algo en mi interior me avisa de que algo anda mal.

Hace unos meses recuerdo haber estado en casa durante unas semanas en las que no tenía trabajo.
Una noche mi hermana apareció borracha hasta arriba y con un chupetón en el cuello.

Al principio me preocupe y me enfadé con ella. Como es normal le empecé a dar la charla sobre chicos, precauciones, alcohol... En fin, todo eso que te cuentan siempre.

Me prometió que no volvería a pasar, por lo que decidí no comentarle nada a mamá.
Confío en mi hermana y sé que es una chica lista.

—¿Le has llamado?—

—Sí, también he llamado a los números de sus amigas. Pero nada. Si le ha pasado algo...— su voz se quiebra, intenta no llorar pero termina cediendo.

Ver así a una madre es horrible. La mujer que siempre has visto fuerte, que te ha cuidado...
Me trago las lágrimas, si empiezo a llorar va a ser peor para las dos.

ÁMBARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora