3.Un prepotente encantador

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Me despierto con el sonido desagradable de una llamada. Respondo de mala gana a la persona que ha interrumpido mi sueño.

—Lia, mañana a las diez tienes cita con un muy buen abogado, amigo mío. Te envió sus datos y  la dirección al móvil. No faltes o te las verás conmigo—Seguidamente cuelga, dejándome con la palabra en la boca.

No me ha dado tiempo a comentarle mi fortuito encuentro con Cameron. ¿Se puede saber qué narices hago yo ahora?

Me ducho rápidamente y desayuno.
Me decanto por una falda de tubo gris y unos botines con tacón. Una camisa de seda y estoy lista. Tengo que dar buena impresión a mis nuevos jefes. Seré la imagen publicitaria de una linea de ropa deportiva.

Le envío un mensaje a Leo para que pase a buscarme.

—Recuerda lo de la cita de mañana — me repite por milésima vez.

—No sé como te aguanta la pobre Rebeca. Yo no podría estar con un hombre tan pesado—

—En cambio con acosadores sí —me giro bruscamente para atravesarle con mi mirada.

—Cameron no es un acosador. Simplemente ha estado pasándolo mal—

—Ya, claro-—No quiero imaginar como se pondrá si descubre lo sucedido ayer. Decido dejar pasar el tema para otra ocasión.

Bajamos del coche y entramos al edificio donde se encuentran las oficinas de estos ricachones. La reunión es aburrida, larga y pesada. Cuando terminamos Leo me resume sobre todo lo que han estado hablando.

No me apetece nada este trabajo, no suele gustarme hacer de modelo. Prefiero la interpretación. Pero necesito el dinero. Hay que conformarse con los que se tiene.

Comemos en casa de Leo. Tiene trabajo que hacer y no le volveré a ver en todo el día.

—Hola Lia ¿Qué tal la reunión?—

—Bien, nada del otro mundo —Rebeca, la novia de Leo, se acerca y me besa la mejilla. Yo sonrió y miro su tripita que cada día crece un poco más.

—Estas preciosa Rebeca—Se sienta en la mesa junto a Leo, este le besa los labios y acaricia su vientre de cuatro meses.

Estoy deseando ver a ese bebe. Seguro que con una madre tan guapa como Rebeca, pelirroja y de ojos verdes y un padre como Leo, moreno y con una sonrisa que hace que mas de una se sonroje. Ese hijo será digno de ver.

—Bueno parejita, os dejo en vuestro nidito de amor —me despido de los dos y salgo a las calles de Londres en busca de algo de tranquilidad.

Le envío un mensaje a mi amiga Khloe para tomar algo. He estado tan liada con el trabajo que no he tenido tiempo para mis amistades.
Entro en el bar y me siento en un taburete a esperarla.

El móvil vibra dentro de mi bolso. Es un mensaje de Leo. Son los datos de la cita para mañana. Estoy por decirle que la anule pero no me atrevo. Sé que si lo hago se enfadará. Ya veré lo que hacer mañana.

Khloe llega, mi querida amiga me quita el móvil de las manos.

—Por un día que podemos vernos preferiría que dejaras tu móvil—
Me levanto para abrazarla. Parece haber pasado un siglo desde la última vez que nos vimos.

—Lo siento he estado tan ocupada...— suspiro y la invito a que se siente.

—Ya, tú siempre estas ocupada—
Llamo al camarero para que le sirva una copa a mi amiga.

—Necesito descansar urgentemente. No puedo más y para colmo tengo un esguince—
Acabo contándole todo lo sucedido con Cameron.

—Pero a ver Lia. Me estas diciendo que fuiste a aclarar las cosas ¿Y acabaste acostandote con él?—

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