Asuntos peligrosos.Alaric no volvió al apartamento hasta que Jewelry se acostó y, al levantarse la chica por la mañana, él ya se había marchado. Observó la habitación vacía y suspiró, lamentándose; tanto esfuerzo pensando en la conversación que tendrían, acerca de lo que sucedería a partir del Incidente, para nada. Seguramente, no ayudó mucho que se durmiese pensando en ello y, como consecuencia, su aún confundido cerebro tuvo extraños sueños al respecto. Lo menos que podía haber hecho él sería comportarse como un hombre y hablar las cosas. Pero no.
La chica tenía por delante una larguísima jornada de trabajo- había decidido hacer horas extra ayudando en el servicio de cenas, dado el ajetreo que habría por el partido de fútbol- acompañada de un conflicto son resolver que zumbaba por su cabeza, cual mosca. Oh, ¿pero qué demonios iba a decirle? Lo siento. Fue un descuido. De veras, no volverá a ocurrir. Ha sido una semana muy dura y, con todo lo del viaje... Bueno, será mejor que lo olvidemos y hagamos como si nada, ¿vale? Por cierto, sólo por curiosidad, ¿has tenido sexo antes y, de ser ése el caso, cuáles fueron las reacciones de las chicas con las que estuviste?
Sí, exacto, así las cosas irían de maravilla.
Jewelry suspiró mientras se ponía el uniforme de Helen's y sacaba la etiqueta con su nombre de un bolsillo del delantal. Entonces, se vio en el espejo del baño y suspiró. Una mata de cabello fogoso estaba recogida en perfecto moño, alisado hasta quemarse; un par de ojos aceituna con marcadas ojeras, tapadas con corrector y sombra de ojos para evitar que llamaran la atención; unos labios carnosos untados de brillo de labios rosa. Giró la cabeza hacia un lado, tratando de encontrar algún defecto que aún no hubiera visto. Sus labios maquillados soltaron un suspiro. Alaric la había visto sin todo eso muchísimas veces; la había visto sudando, con el maquillaje corrido, totalmente despeinada. Había visto cómo su rostro se llenaba de lágrimas, de mocos, de frustración, angustia, rabia, molestia...
Entonces, ¿por qué demonios él había acortado la distancia que había entre él y su rostro imperfecto? ¿En qué demonios había pensado para acercar esos preciosos dedos llenos de talento a su rostro, con tanta suavidad, como si fuera a romperla por apretar demasiado? Nadie la había tratado así antes. Le habían prometido ser amables, pero nunca lo eran. ¡Argh! Pensar en ello lograba que su cuerpo vibrara de nuevo. Inconscientemente, la pelirroja alzó la mano y se acarició la mejilla. No hubo nada de especial en ello, a pesar de estar tan firme.
Pero, era precisamente eso, ¿no? La duda con la que la había acariciado había marcado la diferencia. Se rió para sí. Alaric no tenía nada de especial... sólo... sabía ser amable. La idea le dio confianza; durante todo un minuto, la joven se había llegado a plantear tener que llevárselo a la cama para convencerse de que no era su "media naranja"...
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El Día de San Valentín debería de haber sido en otoño. Al menos, eso había pensado siempre Jewelry. En el colegio e instituto, el semestre que comenzaba en otoño estaba repleto de nuevos romances, porque, al volver de las vacaciones, la gente se daba cuenta, bien de que los nuevos estudiantes eran muy atractivos, bien de que sus feos amigos o vecinos habían sufrido transformaciones radicales. Recordó cuando Owen llegó a la pubertad; Alexandra y Eleanor por poco perdieron su amistad, por él. Qué idiotas. A ella no le había impresionado nada, por motivos evidentes.
Había empezado a pensar en eso por el humor de Molly. La joven de dulce rostro no dejaba de sonreír, hablaba por lo bajo y estaba en su mundo. Tal vez Jewelry no hubiera experimentado nunca el amor, pero conocía sus síntomas.
— Y... ¿cómo se encuentra tu novio? —se atrevió a preguntar, bromeando.
Molly apartó la mirada, sin saber qué decir y sonrojándose, como si la pregunta le hubiese pillado desprevenida.
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MUSA.
Romantizm"Mientras Jewelry Hamilton siguiera siendo su musa, no la dejaría marchar hasta haber exprimido la última gota de inspiración, de ella."