Capítulo 22.

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¡Ujujuy! ¡Capítulo largo! ;) ¡Tomen y coman todo lo que quieran, que esto...se va a descontroolaaaar!


Donde hubo fuego...

Después de organizar todo el plan, Jewelry sólo se frustró por no haber comprado disfraces para que ella y Helen se sincronizasen.

En ese momento, la pelirroja se encontraba en el pequeño apartamento de su jefa, esperando a que se pusiese su disfraz de Halloween. Helen vivía en una zona muy tranquila de la ciudad, cerca de la tienda de Gerald y se sorprendió al saber que el apartamento de Jewelry también se encontraba a poca distancia de allí. Incluso era posible que ambas se hubiesen cruzado por la calle, una o dos veces, antes de conocerse. Jewelry echó un vistazo a la puesta de sol, observando el vecindario, que parecía medio abandonado; era la sobrecogedora calma de Halloween, antes de que los zombies, las brujas, los fantasmas, las hadas, las princesas, los superhéroes y los vampiros se adueñaran de las calles- de las manos de sus padres o en grupos- en la eterna búsqueda de trucos o tratos.

Max y Louis se encargaron del traje de Jewelry, después de tener en cuenta su cuerpo y expresión facial. Habían dudado entre un disfraz de enfermera- para acompañar a Kyle, que iría de médico- y uno de princesa, así que terminaron haciéndole un largo vestido de cuello alto, blanco y negro. Jewelry insistió en que quería un diseño modesto, para asegurarse de que el Doctor Marcus no conseguiría nada de ella (ni ahora, ni nunca). Max iba a llevar un vestido parecido, pero Helen exclamó que el diseño era demasiado aburrido y optó por algo más llamativo.

-¿Qué tal estoy? -la rubia salió del baño, llevando un vestido de noche largo hasta el suelo, que realzaba todas y cada unas de sus curvas, brillando débilmente a la luz -No es exactamente de princesa, pero no podía dejarlo en la tienda.

Jewelry sonrió.

- Después de la actuación que diste en el bar, diría que te queda bien. ¡Di que vas de cantante de salón! Tal vez, si se lo pides a Alaric de buenas maneras, te deje tocar su piano y nos des una actuación impresionante -Oh, aquello iba a ser increíble. Spencer podía esconderse todo lo que quisiera, pero no iba a poder evitar ver a Helen aquella noche y, cuando lo hiciera, desearía arrancarse el corazón y comérselo con una cuchara.

Helen apartó la vista.

- Lo que tú digas -se miró en el espejo y se peinó con las manos - ¿Estás segura de querer seguir con esto? ¿Y si Molly se pone de parte de Marcus?

- No creo que sea tan idiota- Jewelry entró en el baño y echó a un lado a Helen, con sus caderas, para ver si el vestido le quedaba bien, resultando en una pequeña discusión ante el espejo, que sólo terminó cuando La Cucaracha empezó a sonar, al otro lado de la casa. Helen miró a Jewelry inquisitoriamente, mientras la pelirroja contestaba al teléfono.

-¿Sí?-preguntó dulcemente.

-Cuando me dijiste que iban a ponerse el disfraz, no pensé que les llevaría dos horas hacerlo -contestó la molesta voz de Alaric. Mientras Jewelry lo escuchaba, hacía gestos con las manos y ponía muecas extrañas, haciendo que Helen se divirtiera con la situación -Podrías habérmelo dicho. Ahora voy a tener que comprar más refrescos y no quedan más botellas de Cola, en ningún sitio, por aquí.

-¿Y qué esperabas? ¿Sabes cuánta gente va a ir a fiestas de Halloween, esta noche? -Jewelry se examinó las uñas. Cerró los ojos e intentó imaginarse a Alaric pateándose toda la ciudad con su disfraz puesto. Le llevó bastante tiempo convencerlo para que participara en su tema, pero al final había conseguido que se pusiera una capa negra, botas altas y una máscara, para poder hacer chistes del Fantasma de la Ópera a su costa, así como una espada de plástico. Después de todo, él sería el malo de su cuento de hadas particular. Leopold iba a disfrazarse del heroico mosquetero que liberaría a las princesas del rey demonio. El hecho de que llevara un sombrero de plumas fue condición necesaria para que Alaric se uniera; mientras no fuese el único en hacer el ridículo, lo haría.

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