Ansiedad por la separación.
Hacía mucho frío como para jugar al baloncesto y, aun así, muchos residentes de Las Noches abandonaron la calidez de sus hogares y cruzaron la cancha que estaba al otro lado de la calle, para ver el partido. Se enfrentaba el Equipo Tomate contra el Equipo Patata, con Kyle como árbitro, aunque no estaba brillando en su papel, precisamente.
—¡Cuidado! —gritó Leopold, mientras Sawyer pasaba al lado de Alaric botando la pelota naranja, saltando y encestándola en la canasta, sin ningún tipo de problema. Entonces, hubo un estruendo de aplausos y Alaric pestañeó incrédulo, pues no había hecho nada para evitar que el tanto se anotara. ¿Qué hacía ahí exactamente? No se le daban muy bien los deportes y hacía un frío increíble fuera.
—¡Buuu! ¡Eres un perdedor, Paco! —gritó Jewelry desde el banco en el que estaba sentada, mirando. A su lado, Max se movía con nerviosismo en su asiento, Helen se echaba a reír por el terrible juego del equipo, Spencer sonreía, Molly reía tímidamente y Amanda se sonrojaba, mientras Lily le daba suaves codazos en las costillas.
—¡Enséñales quién es el jefe, hermano! —gritó la entusiasta niña.
—¡A la mierda, Alaric! ¿Qué coño ha sido eso? —gritó Leopold, golpeando a su compañero de equipo en el pecho —Eres el peor jugador de baloncesto que he visto en mi vida; ¡hasta Louis está esforzándose más que tú!
—¡No seas tan duro con él, Leo! —dijo Louis desde los laterales, sujetando la pelota, esperando a que terminaran de discutir para poder retomar el juego —Sería mejor si jugáramos un cinco contra cinco, pero Spencer no se ha recuperado del todo y no había nadie más a quien pedírselo —dijo, haciendo rodar el balón en su dedo índice.
El calmado Francis se aclaró la garganta.
—Por otro lado, creo que estamos en una ligera desventaja —murmuró, haciendo que los cuatro miraran a sus rivales. Ante ellos estaban Sawyer, William, Benjamín y Vladimir; una estrella del baloncesto en el instituto, un monstruo de tres pies de alto, un mocoso rapidísimo y un gigante. El Equipo Patata era un equipo demasiado fuerte. Leopold soltó una risotada.
—¡No pienso perder contra ustedes, putos frikis! —Gritó, apuntándoles con su puño —¡Louis pásamela!
Así, el juego prosiguió, mientras Kyle bostezaba del aburrimiento y comprobaba su móvil, ignorando la falta que le había hecho el hombre de mantenimiento al francés. Alaric no hizo ningún esfuerzo por moverse, mirando la pelota y deseando que no acabara en sus manos. Aquello no le gustaba nada; podía estar haciendo algo más productivo en ese momento.
—Así que— Helen se inclinó sobre Max y alzó una ceja, mirando a Jewelry— tu novio no hace más que de bulto.
—¡No es mi novio! —escupió Jewelry, logrando que Alaric la mirara y, como consecuencia, acabara golpeado por la pelota. El público gritó un sonoro "¡uuy!", así que la chica se giró hacia él, preguntándose qué hacía tirado en el suelo, agarrándose la cabeza con las manos —¿Qué le ha pasado? —preguntó ella, inclinándose a su lado con un gruñido, mientras Vladimir se disculpaba repetidamente y Kyle comprobaba sus constantes vitales —Bueno —se giró hacia Helen, con una fiera mirada —no es mi novio.
Su cara ardía de rabia y vergüenza, al recordar el último encuentro que habían tenido, que había conseguido que necesitara una ducha de agua fría... y muchísimo chocolate. De hecho, había tenido que salir a comprarlo y, nada más volver a casa, se sentó delante de la televisión y se lo comió todo. Y ese maldito cabrón asqueroso se comportaba como si no hubiera hecho nada. Por eso, la pelirroja le puso una ramita de apio debajo de su nariz, cuando estaba durmiendo.
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MUSA.
Romance"Mientras Jewelry Hamilton siguiera siendo su musa, no la dejaría marchar hasta haber exprimido la última gota de inspiración, de ella."