《68》

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-Y tu madre esta igual de enferma que tu.- soltó Maya con un rostro de asco.

Adam quería llorar, pero no iba a hacerlo.

Se sentía realmente culpable, pero no podía creer como es que Maya era tan mala con el, eran niños, el ya no era así con ella. El era pequeño, no tenía conocimientos.

De repente, al ver a Adam de esa manera, le llego a dar un poco, solo un poco, de lástima. O por o menos ya no tenía las mismas ganas de golpearlo que antes, obviamente todavía tenía ganas, pero... era raro.

Lucas estaba obviamente estaba muy enojado, y el también quería darle una buena golpiza a Adam, pero en aquel momento pensaba que lo que Maya le estaba diciendo era un poco fuerte.

Lucas paso de ver a Adam con el ceño fruncido, a ver a Maya, algo decepcionado.

Obviamente el sabía que ella era una chica fuerte y ruda, pero no creyó que llegaría a ser así de cruel, como para decir tal cosa sin que le afecte.

También pensó en ponerse en su lugar; ¿como reaccionas cuando te enteras de que tu primo básicamente abuso de ti? pues era lógico que ibas a querer matarlo, pero Maya estaba fuera de sus casillas y a el no le gustaba verla así.

Lucas se acercó a Maya, la cual se veía muy concentrada en recordarle a Adam lo enfermo y la mala persona que era.

-Hey- musitó, tomándola de un hombro.

Ella lo ignoro y comenzó, incluso, a gritar mas fuerte.

-Hey, Maya- volvió a hablar, mas alto que la anterior vez, pero no como para sofocar los gritos que Maya estaba dando.

Ella volvió a ignorarlo.

-¡Maya!- gritó y tomo sus dos hombros, haciendo que lo mirara, lo hizo fuertemente, no como para lastimarla, pero si para detenerla.

Maya estaba muy enojada, de eso no había duda, pero al momento en que sus ojos miraron los de Lucas, su reacción fue diferente.

Su ceño fruncido y rostro enojado se disolvieron y dejaron ver los ojos llorosos de Maya.

De un momento a otro ella se encontraba llorando y Lucas la envolvía completamente en sus brazos.

Adam miraba la nada. Se veía muy afectado debido a la situación, hasta diría que en shock.

Lucas la llevó hacía la puerta, dejando a Adam solo en la casa.

-Vamos- dijo Lucas cruzando la avenida.

-¿A donde vamos?

-Ya verás.

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Era un lugar abandonado, de eso no había duda, pero solo un par de años, no muchos. Tres o cuatro, quizás.

-¿Que es este lugar?- preguntó Maya, sentándose en una caja de madera de por allí.

-Cuándo yo vivía en Texas, solía ir a un lugar especial. Un lugar en el que lograba pensar, distraerme de la realidad. Iba cuándo me peleaba con alguien, mis amigos, mi familia, o esas cosas. Cuándo me mude aquí lo perdí, pero encontré este lugar que es bastante similar.

-¿Que pensabas?

-Mi vida, lo complicada que era, mis notas, mi comportamiento. No entendía porque era de esa manera, no quería ser así, quería cambiar, solo que no podía.

Un silencio invadió la habitación.

-Ahora vengo aquí mas seguido. Suelo pensar en ti...en Riley, en estos problemas que se causaban respecto a...bueno, ya sabes.

Maya asintió.

-Pienso en mi familia, en Texas, en mi.

Maya miró el lugar mas detalladamente.

Era grande, podría haber sido algún local de ropa, o algo así.

-Yo quiero un lugar así también. Un lugar donde pueda analizar toda mi vida sin problemas de que nadie me moleste, un lugar donde pueda pensar en paz.

-Pues usa este... te lo comparto. - dio una leve risa y Maya sonrió.

Era increíble la manera que Lucas tenía para hacerla olvidar de sus problemas, es decir, hace menos de media hora ella estaba llorando y peleando con ese cerdo, y ahora estaba ahí, riendo con Lucas. 

Era increíble como Lucas podía hacer eso. El era una de las pocas personas que había podido hacerlo.

La otra había sido de pequeña... con su padre.

Pero el ya no estaba.

En cambio Lucas si.


texts [en edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora