Es gracioso como cosas tan buenas pueden terminar tan mal.
Cada persona es un mundo diferente, cada una tiene diferentes pensamientos, diferentes reacciones, diferentes puntos de vista.
Es triste. Es triste cuando compartes un lazo emocional con alguien y eso se termina, pero es inevitable.
No hay forma de tentar al destino.
Por eso solo queda revisar tu galería y repasar todas aquellas fotos juntos, donde se los veía felices, libres, genuinos. Solo queda releer las viejas conversaciones una y otra vez, ignorando el hecho de que jamás se repetirán. Solo queda visitar sus perfiles en las redes sociales para ver cuanto han cambiado, si tienen nuevos amigos, nuevos lazos, gente que te remplazo.
Superar es difícil, y no todos podemos hacerlo.
El problema es que cuando alguien se vuelve muy especial para ti, al momento de irse, no solo se lleva a si mismo, sino parte de ti. Una parte que jamás se llenara, sin importar cuantas personas quieras meter en tu vida para completarla, jamás lo hará.
Y cada vez que digan sus nombre tu corazón se retorcerá en los recuerdos, tu garganta se cerrará, obligándote a mantenerte callado, tu cerebro mandara información a tus lagrimales para que no puedas contener los deseos inmensos y profundos de llorar.
Y lo harás, lo harás porque lo necesitas. Necesitas desahogarte.
Es difícil cuando estas solo. Es un mundo demasiado grande para enfrentarlo en soledad.
Pero hay que aprender que las cosas se superan, los olvidaras.
Primero olvidaras como sonaban sus voces, sus rostros no serán tan frescos, los verás borrosos, luego olvidarás la sintonía de sus risas. Poco a poco olvidarás sus gustos, quizás hasta los confundas, una vez que ocurra esto olvidarás sus apellidos, sus nombres no estarán tan presentes como solían estarlo, tiempo después olvidarás sus nombres y lo único que recordaras vagamente será como te hicieron sentir, pero ya no los extrañaras, habrás superado esa etapa, ellos pasarán a ser parte de tu pasado, y en parte deberás agradecer todo lo que te hicieron pasar porque serán una de las razones por las que eres como eres.
Y al final del día el dolor era parte de una imagen mas grande, solo que no todos somos capaces de verlo de esa forma.
Riley lo sabía bien.