《73》

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Lucas hacía algo que yo no divisaba bien.

-¿Por que exactamente me trajiste a tu casa?

-No vas a volver a tu casa. Por lo menos no en estos días.

-¿Por que?- dije confusa.

-Tu madre no esta, en cambio Adam si.

-...

-No voy a dejar que estés sola con Adam en una casa, para eso te dejo en una vía de tren y listo.

Bastante directo de su parte.

-Tampoco es como si el fuera a matarme.

Se volteo a mirarme y su ceño se frunció.

Fue un explicito "Really Nigga?"

Se levanto de su escritorio y se dirigió hacía la puerta.

-Ya vengo, te quedas aquí.

-¿Quien lo dice?

-¿Acaso no me escuchaste hace un segundo?- aquel sarcasmo tan ácido no era común en el.

Se veía muy serio.

Era difícil mirarlo y decir que era Lucas.

Tampoco podría desobedecerlo, ya que mi pie aún dolía al pisar, así que... supongo que tendría que quedarme acostada en la misma cama donde Lucas dormía todos los días.

Pensado en aquello, dándome cuenta de que las frazadas y sabanas tenían su olor, quizás esto no sería tan malo como sonaba.

Narrador Omnisciente

Lucas se encontraba dirigiéndose hacía la casa de Maya, quizás esa no era la mejor idea, pero era la única que se le ocurría en el momento.

 Había llevado una mochila negra y azul de el, ya que, a pesar de haberle llevado ropa, cosas como, su celular, por ejemplo, quedaron en su casa, y el sabía que ella no querría estar sin celular.

Abrió la puerta, la cual se encontraba sin llave.

Ni bien diviso el interior de la casa, vio a Adam, vomitando.

Era y sería una imagen que jamás sería capaz de borrar de su mente.

Era horrible.

Adam salio corriendo a la cocina y se llevo una servilleta a la boca.

Luego abrió el grifo rápidamente, al momento en el que el agua comenzó a salir, el metió la boca debajo. 

Lucas se acerco y diviso como el vomito al rededor de su boca se iba limpiando con la fuerza de la tensión del agua misma.

Lucas no se había dado cuenta, pero llevaba un ceño muy fruncido a señal de asco.

Y más de lo natural, ya que no era solo ver vomitar a alguien, sino que es ver a una persona que desprecias, te repugna o incluso odias vomitar.

Lucas tenía todos esos sentimientos hacía Adam.

Subió como si no hubiera visto nada, ignorando los gritos de Adam que provenían del piso de abajo.

Entro a la habitación de Maya y hagarro su celular, lo metió en la mochila, luego el cargador de su celular, luego fue hasta el escritorio de Maya y saco su laptop, luego el cargador de su laptop.

Quería llevarle algo mas.

Algo que haga sentir a Maya mas segura de estar con el en su casa.

Rebusco.

Fue hasta la mesa de luz de Maya, donde abrió los cajones.

Se encontró algo que no se esperaba encontrar.

Un collar que el mismo le había regalado para el primer cumpleaños que habían pasado juntos como amigos.

El jamás la había visto usándolo, por lo que en ese tiempo, pensó que quizás no le había gustado, pero lo tenía como primero que todo en su cajón, así que eso se suponía que debía significar algo para ella, cierto?

Lo agarro.

Y por último agarro uno de los múltiples libros que había en un estante.

No iba a mentir, no había casi ningún libro, serían seis o siete en total.

Agarro uno al azar.

Salió de la habitación de Maya y se dirigió al baño de la casa.

Agarro el cepillo de dientes amarillo, ya que el otro era rosa y no sonaba mucho a Maya.

Cerro rápido la mochila y bajo a toda velocidad.

Adam lo esperaba abajo.

Se lo veía constipado.

El lo ignoro y se dirigió hacía la puerta, con una seria cara de nada.

Adam corrió detrás de el y se le cruzó por delante.

-¿Que quieres?- exclamó Lucas frió.

-Amigo, yo solo...

-No soy tu amigo.

-Cierto, Lucas, necesitamos hablar.

-No somos una pareja, Adam, no me importa lo que tengas que decir, o justificar.

-Oye, entiendo que eres amigo de Maya, la quieres, y se que enterarte de esto es realmente duro, pero necesito que comprendas que no soy como solía ser y mis intenciones no son las que solían ser.

-No me importa.- estaba listo para irse, mirando la puerta.

-Debería. Solo quiero lo mejor para ella.

Volvió sus ojos seriamente hacía Adam, eso causo un escalofrió en el.

-No has visto a Maya en años. Tu no estuviste con ella, tu no la conoces en absoluto.

Se le acercó desafiante.

-Tu no sabes nada sobre ella, ella no le importa sobre ti, ella no te quiere, ella, como yo, tiene repugnancia en ti, y solo pensar en lo que le hiciste, le hace mal, pero tu no podrías saberlo, porque no la conoces como otros lo hacen, no la conoces como yo la conozco, tu no sabes lo que ella quiere, no como yo lo se, tu no la quieres, no a comparación de lo que yo la quiero...

Lo miró fijamente.

-Y sobre todo, tu no sabes lo que es mejor para ella, no como yo lo hago.

Le dio un empujón y se fue.


texts [en edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora