La depresión.
Cuantos significados en dos palabras, no?
No hay nada más normal en la adolescencia, que la depresión.
Todos pasamos por depresión en algún punto de nuestra vida, porque todos nos rompemos.
Hay tres tipos de personas; las que muestran siempre su forma de ser, pensar, sentir, lloran en público, sin importar el que dirán de tener sentimientos.
Luego, los que son todo lo contrario; no dicen su opinión muy a menudo, no se muestran a si mismos, suelen ser callados y cerrados en si, menos muestran sentimientos, no lloran en público y les importa lo que la gente diga.
Por último, esta la gente como Maya, gente que dice lo que piensa, lo que opina, pero no del todo lo que siente. No lloran en público por miedo a sentirse débiles. No muestra sentimientos que hagan pensar a los demás que es sensible o algo por el estilo.
Los tres tipos pueden llegar a sufrir depresión.
Los primeros porque muestran demasiado, sus sentimientos se ven constantemente a la deriva o vista de todo el mundo, por lo que es muy fácil herirlos, por lo que se les hace costumbre, haciéndolos caer en depresión.
Los segundos muestran muy poco, se guardan demasiado, tanto que sus propios sentimientos llegan a ahogarlos, no saben a quien acudir, y caen en depresión por no ser capaces de encontrar ayuda en nadie.
Los terceros son una mezcla. Sus sentimientos, forma de ser, se ven siempre reflejados en sus acciones, y por eso son juzgados, pero al guardarse otro tipo de sentimientos, no tienen con quien compartir este tipo de sensaciones.
Maya lo había encontrado, un granjero que la volvía loca, la escuchaba, aconsejaba, acompañaba, defendía. Pero Lucas se fue.
Y Maya se quedo sola, rota y vacía.
Ya no encontraba apoyo en nadie, más que en si mismo.
Sus amigos habían tomado diferentes posturas y ella decidió que no iba a seguir con algo que simplemente no se daba.
Se quedo sola, ahogada en tristeza.
Misteriosito no le hablo jamás, nunca más le volvió a mandar un mensaje.
Al principio había pensado en que quizás era algo raro, pero término por ser algo que la hacia sentir bien, algo que la hacia sentir querida.
Es difícil permanecer en un mundo lleno de gente que te tira abajo y Maya lo sabia, pero es imposible no ceder ante comentarios negativos.
Maya siempre había sido una luchadora, una mujer fuerte, los comentarios de los demás no iban a cambiar eso, pero, lamentablemente lo que digan los demás si nos afecta.
Hay un puñado muy minoritario de la población mundial a quienes no les importa que piensen de ellos, ellos son como son y la voz ajena termina por se eco, lo que debería pasarnos a todos, pero no nos pasa.
En este punto, el tipo de personas vuelven a separarse en tres
Los que si les importa, les importa y lo demuestran, si les preguntas te van a decir que si, que les afecta, quizás te cuenten anécdotas. Son abiertos en decir que les afecta, lo que llega a ser bueno y malo, porque al decirlo algunos pueden evitarlo, pero también otros pueden intensificarlo.
Los que no les importa en lo absoluto. Esta gente ha de pasar por cosas muy duras para llegar a este punto en la vida, un punto donde lo que los demás digan ya no tiene importancia, donde nada realmente es relevante si sale de boca ajena, pero, repito, los que tienen este tipo de personalidad, han pasado por cosas muy duras, no es fácil llegar hasta aquí. Para muchos es solo el consejo de "que no te importe", pero es fácil decirlo, a hacerlo. Las opiniones suelen dar mucho de que pensar, pero no en esta gente, habría que aprender de ellos.
Luego esta la gente como Maya. Esa gente que es la mezcla de los dos. Por fuera te dirá que no les importa lo que los demás digan, pero la realidad es que si, si les importa, y mucho. Quizás cuando aquella persona exprese una opinión destructiva contestará con un insulto o de manera mejor argumentada, no lo dejará así, esa persona actuará tan bien que creerás que realmente pertenecen a la lista de arriba, pero no. Les afecta mucho y lo demuestran a solas. Se miran en el espejo y se repiten si lo que dicen los demás es verdaderamente correcto. Dependiendo siempre en el que dirán, sin que la gente lo sepa.
Todos pertenecemos a, al menos, alguno de este grupo.
Hay algo que es fundamental aceptar: todos necesitamos a alguien.
Algunos se sienten incómodos al aceptarlo, pero es la verdad, todos necesitamos a alguien que no nos juzgue, alguien con quien podemos ser plenamente nosotros, alguien que sea nuestro diario íntimo, que nos cuente de su vida, y tu poder contarle de la tuya, alguien con quien no tengas filtros en lo absoluto.
Pero no todos podemos conseguirlo.
Puede ser tu mejor amiga, tu mejor amigo, tu hermana, tu hermano, tu novio, tu novia, tu madre o padre, incluso, pero, aunque suene fácil encontrar a esta persona, no lo es.
Y si por razones inesperadas esa persona es arrebatada de tu vida, que pasa?
¿Que pasa cuando tu psicólogo personal se va? ¿Que pasa cuando aquella persona con la que hablabas todos los días desaparece? ¿Que pasa cuando ya no sabes a quien contarle tu día a día, tus opiniones, tus pensamientos, tus problemas?
Lo guardas.
Pero guardar tanta información, en una mente tan pequeña puede hacer daño. Los problemas nos rebasan, nos superan.
Por más que intentes olvidarlo, ya sea con deportes, libros, películas, comida, series, etc, esa persona no está, y no podrás remplazarlo.
La vida sigue, tu decides si acompañarla o dejar que pase mientras tu te quedas parado.
Lucas se fue, y Maya decidió dejar a la vida pasar. Dejarla pasar porque ya no había esperanza.
¿Que esperanza puede quedar una vez que la única persona que siempre amaste se va?