《95》

59 11 1
                                    

Que lindo sería tener cariño, ese cariño que tus padres te ofrecen, que tus amigos te ofrecen, ese cariño que el dinero no puede pagar.

Pero el no tenía nada que el dinero no pagaba.

Todos tenemos a alguien.

Ese alguien a quien le hablamos cuando necesitamos algo, a ese alguien que le escribimos a las 3 am sabiendo que va a contestar, ese alguien que le pides que analice cosas de tu vida cotidiana y diga que piensa, porque realmente te interesa.

Puede ser tu mejor amigo, tu pareja, tu primo, pero todos tenemos a alguien.

Ese alguien con el que no te sacas fotos decentes, porque pasas mucho tiempo ocupado riéndote de las tonterías que hacen, ese alguien con quien puedes ser tu plenamente sin que te diga nada, porque te conoce, ese alguien que te soporta cuando nadie lo hace, ese alguien que sabe tu contraseña de todo.

Ese alguien.

Ahora imaginate si un día te sientes mal pero no le puedes decir a esa persona que paso, si un día te la arrebatan de las manos.

Pues eso sentía el con ella.

Cuando ella se fue el cayó en un vacío donde no confiaba en nadie, donde nadie le parecía lo suficientemente bueno como para remplazarla a ella, nadie era tan alegre, nadie desprendía tan buenas vibras.

Había decidido por los dos, ella se fue sin importarle lo que el fuera a decir o como se fuera a sentir.

¿Cómo explicamos el cariño?

Es extraño.

Un día haces lo que te hace feliz; estas con esa persoma, disfrutas el momento, sin darte cuenta lo que estas haciendo. Y al otro día haces todo aquello que en realidad, en un estado normal, no harías, pero lo hiciste. Nada ni nadie va a cambiar eso.

Hasta que te das cuenta que lo que hiciste no fue ni cerca de lo mejor que podrías haber hecho, pero así te salio.

Te salio mal. Lastimaste gente, la lastimaste a ella y te lastimaste a ti mismo.

Pero fue lo mejor que te salio.

Una vez leí que no hay malas personas, solo hay personas que dan lo mejor de sí y no funciona.

A ella le gustaba creer eso de el.

Le gustaba creer que el siempre dio lo mejor de sí, pero no fue suficiente.

Por eso lo dejo. Lo dejo nadar entre sus problemas, entre los susurros, entre sus billetes.

El nunca había sido capaz de revelarse como un ser creativo, amoroso y sensible, que era lo que era. Se quedo en el molde familiar de chico rico. No fue lo suficientemente valiente y cobro las consecuencias de su cobardía.

El dinero compra la felicidad lo que no compra es el cariño.

Y menos el de ella.

Y las malas decisiones a veces cobran mucho en nuestra vida.

Si no me crees preguntáselo a Farkle.



texts [en edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora