EXTRA #3

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¿AMIGOS?

- Oigan, miren. El fenómeno está llorando.- Dijo el perro con tono burlesco mirando al pequeño zorro que se encontraba en el piso.

- Si, ¿Por qué no vas a llorar con tu "mami"? ¡Oh cierto! ¡NO TIENES!- Dijo otro pequeño.

- Eres taaaaaan fenómeno que ni padres tienes. Aunque si los tuvieras estos también lo serían.

Los 4 niños se encontraban al rededor de uno más pequeño que lloraba en el piso. El zorro sostenía con fuerza un aparato entre sus manos.

- ¿Qué es eso? ¿Otro de tus inventos, fenómeno?

- D-déjenme...e-en p-paz por...por favor.- Murmuraba el niño consiguiendo que los otros siguieran riendo.

- Aaahhh, está pidiendo que lo dejemos. ¿No sabes que los fenómenos no pueden opinar?- El perro se acercó y le quitó el aparato.- ¿Qué diablos es esto? 

- Seguro alguna basura suya.

- ¿Y qué se hace con la basura?- Los 4 se miraron con una sonrisa en el rostro.

- Se destruye.- Dijeron a la vez mientras que el zorro los miró con horror.

- ¡Por favor, no! Me demoré muchos días en hacerlo.- Se intentó parar haciendo que dos de los niños lo agarraran.

- ¡Silencio! Nadie pidió tu opinión. Aparte, si eres tan inteligente como la maestra dice sabrás hacer otro. ¿Verdad?

- ¡Por favor!- Gritó mientras veía como esos niños tomaban su invento y lo golpeaban repetidamente con una roca.

Horas más tarde el mismo zorro andaba caminando por el bosque con el objeto destruido en manos. Lágrimas salían de sus ojos al mismo tiempo que intentaba caminar bien gracias a un golpe en la pierna.

El zorro tenía un pelaje amarillo suave. Sus ojos eran de un turqueza brillante y llevaba unas zapatillas rojas y guantes blancos. Lo extraño del zorrito era que poseía dos colas en vez de una.

- No es justo...yo no pedí ser así...- Susurraba de vez en cuando.

- ¡Oh, vamos!- Escuchó un grito a lo lejos.- Parece que no me queda de otra...

Empezó a caminar hacia la voz escondiéndose entre los arbustos.

- *¿Quién es ese erizo? Nunca lo había visto por el pueblo...*- Pensaba viendo como un erizo de púas azules y ojos esmeralda veía un avión malogrado con un poco de molestia.

- Tendré que preguntar si hay un mecánico cerca.- Dijo suspirando para luego, para sorpresa del zorro, salir corriendo a una velocidad desconocida para el niño.

- *¡¿Cómo hizo eso?! ¿Acaso tendrá unos zapatos especiales? ¡Debe tener una tecnología muy avanzada!*- Se aseguró de que el erizo ya se hubiese ido para mirar al avión delante suyo.

- ¿Qué habrá pasado con el avión?- Se preguntó para luego recordar que el joven dijo algo de un mecánico.- El único mecánico del pueblo...soy yo...- Se dio cuenta de sus palabras y sonrió.- *Si arreglo el avión él me podrá decir como se fue corriendo a esa velocidad.*

Con cuidado de que el erizo no le viera fue a su casa, tenía que sacar sus herramientas rápido.

- ¿A dónde vas, Miles?- Le preguntó una liebre blanca que llevaba una canasta con frutas entrando a su casa.

- Yo...iba a ir al bosque por unas nuevas plantas medicinales que vi en un libro.- Pensó en una escusa rápidamente ganándose una mirada de la señora.

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