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-Si eres importante como Dereck dice, ¿porqué estás aquí? -Frunció sus cejas y entornó sus azules ojos.

-Dereck dijo que me meterían aquí por el momento, se supone que hoy me vendrían a sacar. -Recordé.

Shira se acercó lentamente entrelaznado sus dedos.

Se había quedado con Chlöe ya que, después de haber ido con su cliente, llegó con un gran morete en su ojo, según ella, se había negado a quedarse más tiempo con él y éste se enojó y le pegó.

Había pasado un día y ya sentía que conocía a éstas chicas desde siempre, a Rebeca si la conocía desde antes, pero no hablábamos de la manera en la que lo hacíamos ahora.

-¿Cómo siguió Chlöe? -Preguntó Rebeca.

-Ella... está bien... su ojo está mejorando. -Presionó sus labios y luego sonrió.

El aire ya era tenso, pero se volvió horroroso cuando u2na chica salió del baño gritando con lágrimas saliendo de sus ojos sin control. Todas volvimos nuestra mirada hacia ella, algunas chicas fueron a ver lo que pasaba y al verlo también empezaron a llorar.

-Mía -susurró una de las chicas.

Lloraba tanto que hizo que su maquillaje se corriera. Ella era una de las que tenían que ir con los famosos clientes de los Grifos.

Fuimos a ver lo que había pasado y al verlo casi se me sale el corazón, había una chica me pelo negro hasta los hombros en la tina, estaba sumergida en el agua.

Se había suicidado.

Intentaron sacarla y al hacerlo, se podía ver su piel blanca como la nieve y sus labios morados.

Una de las chicas golpeó la puerta para llamar la atención de los hombres de afuera, y lo logró, uno de los hombres entró, se dirigió al baño y tomó a la chica entre sus sus brazos y se la llevó.

-¿Porqué lo hizo? -Pregunté viendo a Shira quien miraba la escena con los ojos abiertos horrorizada.

-Ella era una de las que más de negaba a seguir las reglas, ella no lo soportaba... -me miró- y yo tampoco lo soporto, no voy a permitir que me sigan entregando a hombres totalmente desconocidos y asquerosos.

-¿También vas hacer algo así? -Preguntó Rebeca señalando a Mía con la voz quebrada- ninguna de nosotras quiere estar aquí, ninguna lo merece.

-Tranquilas, todas saldrán de aquí, cueste lo que cueste. -Dije.

-¿Cómo puedes estar tan segura? - preguntó Shira.

-Porque llamaré a alguien para que nos ayude.

-¿Y cómo rayos sabes que no te atraparán con ese artefacto? -Volvió a preguntar.

-Porque sé muy bien lo que voy a hacer. -Dicho esto, se quedó en silencio y se fué a la recamara.

Rebeca me miró y se encogió de hombros.

-Eres la primera de todas que hace esto. -Dijo

-¿Esto?

-Tener apenas un día y ya querer intentar escapar.

Era una estupidez lo que quería hacer, pero era una oportunidad y las oportunidades no deben desperdiciarse.

-Mi mamá morirá en unos meses, talvez semanas, mi hermano no puede vivir sólo, no puedo permitir que estos tipos sigan haciendo lo que se les viene en gana, todas estas chicas quieren regresar a sus hogares.

-Yo... la verdad... tienes razón, claramente -no esperé esa respuesta-. Puedes contar conmigo. -Ni esa.

-¿En serio?

Mansión De Narcos © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora