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Tricia llevó a Sánchez y a sus hombres a las habitaciones de huéspedes. Aún me faltaba mucho por conocer de la mansión, pero lo haría después. Mi mente estaba muy ocupada en muchas cosas, necesitaba relajarme, pensar con claridad para no estropear todo. Ahora que estaba Sánchez aquí, mi temor a todo había subido otro cien por ciento.

Estaba siguiendo a Nate, nos dirigíamos a mi nueva habitación. Por lo que noté en todo el camino, quedaba muy lejos de las demás habitaciones.

Lo cual me daba puntos extra, privacidad cuando no estuviera Nate, pero sería difícil porque Nate casi nunca me dejaba sola.

Pensé en son sacarle información a las empleadas de la mansión, se suponía que no debía hablar con ellos, pero yo era la jefa, ¿no?

Iba tan sumergida en mis pensamientos que no lo noté y choqué contra él, estaba de pié frente a una gran puerta color violeta, me miraba con el ceño fruncido y yo lo miré igual.

-¿Qué tienes? -Le pregunté.

-Ganas de no tener que dormir contigo. -Dijo suspirando con cansancio.

-Hemos dormido en la misma habitación desde que llegué. -Fruncí el ceño y sonreí.

-No, tú dormiste en mi habitación y yo en el sofá. -Dijo riendo.

-¿No será lo mismo ahora?

-No.

Me quedé en silencio analizando las palabras de Nate.

¿Dormiríamos juntos?

¿En la misma habitación?

Él abrió la puerta y se hizo a un lado para que yo pudiera entrar.

Entré en ella y mi mandíbula cayó al piso. Era sumamente hermosa, grande, con colores azules y violetas.

La cama era como para diez personas, habían tres muebles enormes, un estándar vacío, una gran alfombra turquesa, cuadros y tres puertas angostas.

Seguí explorando la habitación con la mirada y con la boca aún abierta. Realmente era hermosa.

Habían tres sofás y una mesa en el centro con un televisor sobre ella. También había un gran candelabro en el techo y a la par de la cama una lámpara cuadrada y morada.

-Esta... -Dijo Nate viendo la habitación y colocando las manos en los bolsillos delanteros del pantalón-, era la habitación de tu padre. -Lo miré inmediatamente-. Claro, está modificada, antes parecía la habitación de Drácula. -Rió.

-¿Aquí dormía mi padre? -Estaba sorprendida, tal vez él había dejado algo aquí que nadie más encontró.

Pero era un pensamiento tonto.

Él se dirigió hacia una gran ventana, la cubría una bonita cortina color celeste pálido. Nate corrió la cortina y abrió una puerta corrediza. Había un balcón, no era ni pequeño ni grande.

Lo seguí y me paré junto a él. Nate tenía la vista perdida en los árboles que habían enfrente, no entendía, sólo habían árboles, al final solo estaban las montañas.

¿Porqué mi padre tenía una habitación con una vista así?

Nathan caminó por todo el balcón, como si le recordara a algo.

O a alguien.

El piso estaba lleno de hojas secas, que se iban cada vez que el viento soplaba.

Nate entró en la habitación y salió por el otro lado. Me había quedado de pié en el balcón, viendo la oscuridad. A pesar de lo oscuro que estaba, aún se podían ver los árboles y las montañas a lo lejos.

Mansión De Narcos © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora