Su rostro estaba serio, sus verdes ojos me miraban con detenimiento y yo me incomodé.
-Vale, está bien ¿Puedo empezar ahora? -Pregunté esperanzada.
-Dale. -Rodó sus ojos.
-¿Cuántos años tienes? -Su mirada se perdió en la mía y noté que mi pregunta lo puso un poco incómodo, así como yo me puse incómoda con ese contacto visual.
-Veintitrés -respondió apartando la mirada.
-¡¿Veintitrés?! -Abrí los ojos de la impresión- ¿Desde cuando estás aquí? ¿porqué eres tan joven?...
Sabía que en el narcotráfico cualquiera persona de cualquier edad podía meterse, pero Nate vivía aquí con personas armadas, con chicas secuestradas en el piso de abajo.
-Ya me hiciste la pregunta, no responderé a esas -me interrumpió. Dicho esto caminó hacia la recámara.
Lo seguí sin saber por qué, estaba buscando algo en su armario, él se dió la vuelta y me ofreció unos pantalones de algodón y un suéter gris con el logo de Nike. Lo tomé y me fuí a cambiar al baño. Todavía olía a jabón de lavanda, era un baño cuatro vecez más grande que el mío, las paredes eran de color beige, todo estaba en su respectivo lugar y en el piso había una gran alfombra negra con blanco.
Me puse el suéter y los pantalones de algodón y salí del baño.
Nathan estaba acomodando unas almohadas y unas cobijas en el sofá. Lo miré con el ceño fruncido mientras seguía en su labor, después comprendí, él dormiría en el sofá y yo en su cama.
-¿Dormirás allí? -Pregunté sabiendo la respuesta.
-No. -Se paró firme-. Tú lo harás.
Lo miré con el ceño fruncido. No había esperado esa respuesta.
Él estaba serio y creí que estaba hablando en serio hasta que rió.
-Era broma. Si dormiré aquí. -Dijo aún riendo, su sonrisa le llegaba a los ojos, y ahí supe que era una sonrisa verdadera-. Ya cambia esa cara, me das miedo.
-No más del que tú me das a mi -sonreí y me encogí de hombros. Él borró su sonrisa y me observó serio.
Lo dejé allí parado observandome con detenimiento, lo ignoré y en seguida cerré la puerta la puerta de la recámara. Nathan volvió a abrir la puerta lentamente pareciendo un asesino serial, cosa que seguro era, y lo observé por un buen momento y luego habló.
-No dormirás con la puerta cerrada. -dijo entorando sus verdes ojos.
-¿Porqué?
-No confío en ti. -Dijo sin más.
-Oh, claro, yo si confío en ti, un chico que ha matado a quién sabe cuántas personas, confío en un chico que es narcotraficante de drogas, un chico que trabaja para un desalmado, un chico que posiblemente me observe en la noche como un depravado sex... -. Dije sarcástica pero su voz me interrumpió.
-No puedes decir eso si no me conoces -su mandíbula estaba tensa, sus puños cerrados y sus ojos clavados en mi.
-Es lo que cualquiera pensaría de alguien como tú, de un narcotraficante. -Dicho eso, desapareció de la recámara, dejó la puerta abierta pero no gasté energías para ir a cerrarla, después de todo lo más seguro era que la volvería a abrir y terminaríamos lanzándonos insultos.
Me acosté viendo al techo, pensando en mi pasado, en el futuro que tenía planeado, en mi padre, en mi madre, en todo.
Pero eso ya no estaba, nada de eso. Ni mi pasado, ni mi futuro planeado, ni mi familia...
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Mansión De Narcos ©
Mystery / ThrillerUna grupo de narcotraficantes y secuestradores acecha la ciudad de Darwin, Australia. Los Grifos. La gente sabe de ellos y les temen, pero no saben quiénes son, pasan desapercibidos entre los demás habitantes, son demasiado cautelosos y cuidadosos c...