Pasé el tiempo viendo el jardín por la ventana, aún preguntándome que porqué estaba aquí. Dereck apareció en el jardín hablando por teléfono, luego recordé el mío, lo iba a sacar hasta que se escuchó la puerta del afuera cerrarse, acomodé bien el celular otra vez. La puerta de la recámara se abrió dejando ver a un cansado Nathan. Alzó la mirada buscandome y al haberme encontrado me sostuvo la mirada por unos segundos, me quedé confundida por la forma en la que lo hacía.
-¿Qué? -Pregunté arqueando una ceja.
-Ya tenías que estar lista. -Arrugó la frente - ¿Qué estabas haciendo?
-Contemplaba el jardín -sonreí de lado.
-Iré a darme un baño, cuando vuelva, quiero que ya estés lista. -Me ordenó mientras buscaba algo en su armario. No dije nada, simplemente me quedé viendo cada movimiento que hacía.
Cuando salió de la habitación me empecé a vestir, el vestido me quedaba muy bien, se ajustaba perfectamente a mi cuerpo, los zapatos eran altos, pero no me impedían caminar bien. Escondí el celular en mi escote, éste no era el momento para utilizarlo, Nate podía descubrirme. Iba a empezar a colocar un poco de maquillaje, ni siquiera sabía porqué me arreglaba tanto para ir a cenar con un mafioso al cual quería escupir en la cara.
Nathan entró por la puerta únicamente vistiendo unos pantalones, llevaba una toalla en los hombros y su abdomen estaba totalmente a la vista, no pude evitar ver sus abdominales por un momento, lo dejé de ver cuando se dió cuenta de que lo estaba viendo. Volvió a rebuscar en su armario y sacó una camisa blanca de mangas largas, se la puso en tan sólo unos segundos. Se acercó a donde estaba yo para peinarse, olía a jabón.
Terminé de aplicarme maquillaje y de peinarme, llevaba el pelo en moño. Nate me vio de pies a cabeza sin disimular y después abrió la puerta indicandome que saliera.
-¿Hace cuánto haces esto? -Pregunté mientras caminábamos por el pasillo que había entre las habitaciones. Al ver que no contestaba le pregunté otra cosa- ¿De qué era ese olor raro que había abajo cuando veníamos del piso de las chicas?
-Mira -se detuvo y se paró frente a mi- yo sólo sigo las indicaciones de Dereck, me pidió que te cuidara, no que te respondiera las estupideces que me preguntas.
Nos quedamos en silencio unos segundos, viéndonos a los ojos.
-¿Cuántos años tienes? -Le pregunté ignorando lo que me acababa de decir- pareces de dieciocho o veinte.
-Mira niñita, si no te callas te pondré cinta en la boca y te encerraré en el sótano con las ratas. -Su mirada daba miedo, la vena de su cuello se notaba mucho.
Al parecer la tolerancia no era algo que resaltara en este chico.
Caminé con él agarrando mi brazo fuertemente, seguramente me quedaría un morete.
No dije ni una sola palabra, el resto del camino sólo iba viendo cada lugar de la mansión.
Pero pasó algo que me revolvió el estómago.
Miré un cuadro, era muy colorido y tenía el retrato de un hombre que se me hacía muy conocido, sus ojos, su pelo, su sonrisa...
-¿Qué demonios es eso? -Pregunté parando de golpe.
-Camina. -Me ordenó el insufrible Nate.
-¿Qué hace esto aquí? -Me solté de su agarre lastimandome, me dirigí al cuadro pero Nate me tomó del brazo nuevamente y me jaló hacia el otro lado.
-Camina -ni siquiera me vió, ni pareció afectarle.
-¡Sólo dímelo! -Me detuve por segunda vez y él se quedó en silencio, su mandíbula se puso tensa mientras presionaba sus dientes.
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Mansión De Narcos ©
Mystery / ThrillerUna grupo de narcotraficantes y secuestradores acecha la ciudad de Darwin, Australia. Los Grifos. La gente sabe de ellos y les temen, pero no saben quiénes son, pasan desapercibidos entre los demás habitantes, son demasiado cautelosos y cuidadosos c...