Observé al muñeco por un buen momento, con el arma aún apuntando hacia él. Sánchez aplaudió felicitándome y lo miré seriamente.
-Perfecto -dijo Derek satisfecho.
Miré a James y me sonrió.
-Creo que deberíamos de traerte a algunas personas para negociar. Claro, no saldrán vivos de aquí. -Dijo Sánchez-. Derek me dijo lo que pasó con los rusos, a mi también me pasó lo mismo. Tal vez tratan de sacarnos información sobre las demás propiedades de John.
-Nos quieren quitar todo ya que saben que estás tú y creen que sólo eres una simple jovencita cobarde. -Articuló Derek. Sinceramente me sentí ofendida-. Pero hay que mostrarles que se equivocan. Vamos a ir a vender a todos lados antes que los demás.
-No creo estar lista para esto -todavía tenía que planear como haría esto, no estaba preparada.
-Por eso empezaremos trayéndote compradores. Empezaremos a mandar la droga a los otros países, hasta que los demás vean lo que podemos hacer si se menten con nosotros. -Me los iban a traer y después los tenía que matar.
Excelente, me convertiría en asesina.
James estaba serio, con la mirada perdida en los árboles que rodeaban la mansión. Miré a Derek y a Sánchez y los dos me sostenían la mirada.
Mientras más pronto les demostraba que estaba de su lado, más pronto saldría de aquí.
-¿Podemos empezar? -Pregunté viendo a los tres.
-Claro, será un placer. -Dijo Derek.
Dejamos las armas en sus respectivos lugares y nos marchamos. Al caminar hacia la mansión, nos encontramos con el hombre drogado todavía tirado en el suelo. Pregunté que si lo iban a ayudar y lo único que me dijeron fué:
-Ya se le pasará, déjalo que sea feliz.
¿Quién podía decir eso?
Bueno, sólo estos enfermos, pero...
Lo que hacían ellos no ayudaban en nada al ser humano, los narcotraficantes siempre terminaban muertos o en la cárcel.
Pero ellos sabían como hacer esto, sabían como engañar a la gente, como pasar por desapercibidos.
Entré en la mansión sola, Sánchez y Derek se quedaron afuera esperando a que uno de los hombres les llevara el auto para ir a traer a mi comprador. James se fué a dar una vuelta alredor de la mansión, lo había notado extraño, siempre tenía la vista pegada en la parte trasera de la mansión.
La parte que se veía desde mi balcón.
Cerré la puerta detrás de mi, suspiré y aquel olor desastroso a marihuana había desaparecido. Caminé hasta la sala, escuché pasos atrás de mi y miré sobre mi hombro, el chico llamado Diego, estaba entrando, su mirada exploró todo el lugar, hasta que su vista se posó en la mía.
Después de que él entrara, entró Shira. La miré con el ceño fruncido, Diego todavía no me quitaba la mirada de encima, pero mi vista estaba en Shira, quien todavía no me había visto.
Me dirigí hacia ella aún con el ceño fruncido. Diego carraspeó llamando la atención de Shira y haciendo que ésta me viera.
-¿Moriah? -Dijo, me vió con el ceño fruncido, pero su rostro se fué relajando mientras me acercaba a ella.
-Hola ¿Qué haces aquí? -Dije ignorando la presencia de Diego.
-Eh yo... -Miraba a Diego esperando a que dijera algo, pero no decía nada, se había quedado igual que ella.
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Mansión De Narcos ©
Mistério / SuspenseUna grupo de narcotraficantes y secuestradores acecha la ciudad de Darwin, Australia. Los Grifos. La gente sabe de ellos y les temen, pero no saben quiénes son, pasan desapercibidos entre los demás habitantes, son demasiado cautelosos y cuidadosos c...