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El chico y yo corrimos fuera del comedor y pronto disparos se escuchaban fuera de la mansión. No esperaba que fuera algo, me imaginé que era una persona, no varias personas queriendo tomar la mansión.

Me llené de pánico y el corazón me empezó a latir fuertemente.

Y entonces lo hicieron, entraron en la mansión unos cuantos hombres mientras los demás estaban afuera.

Entraron a la mansión con armas en sus manos y sin ningún rasguño notable.

El chico y yo ibamos a irnos al piso de arriba pero estaba inundada del terror así que me solté del agarre del chico y corrí hacia el pasillo que llevaba hasta donde estaban las chicas.

Sé que me arriesgué al haberme alejado del chico, él estaba armado y podía protegerme, y yo no tenía nada con que defenderme, sólo que me quitara los zapatos y les clavara el tacón en el ojo.

Pero no haría eso.

Sentí los pasos de alguien atrás de mi, sin voltear atrás corrí más de prisa. Al doblar, me encontré con la gran puerta, la abrí para esconderme adentro pero me arrepentí al ver lo que había dentro.

Habían miles de plantas de marihuana, el lugar era frío y habían luces alrededor de ellas, a un lado se podía apreciar miles de artefactos, era un laboratorio.

Salí de ahí de inmediato y corrí hacia las escaleras que llevaban hasta las habitaciones, al bajar por completo, los hombres que se encargaban de cuidar la entrada me miraban con confusión y en estado de alerta.

-¡Hey! -Dijo uno de ellos-. ¿Que crees que haces?

-Hay... -dije tratando de controlar mi respiración- hay hombres... atacando la mansión. -Logré decir.

Los dos hombres me indicaron que entrara al lugar para después cerrar con llave.

Entré al lugar y todas las chicas me miraban confundidas, aún tratando de calmar mi respiración fui hacia la habitación de Rebeca rápidamente.

-¡¿Moriah?! -Exclamó al verme-. ¿Qué pasa?

-Llegaron unos tipos y ellos entraron y estaban armados, no sé qué pasa... -Ella abrió los ojos asustada y luego vi como Shira y Chlöe se aceron a abrazarme.

-¿Qué pasa? -Preguntó Chlöe.

-Otra vez atacaron la mansión -dijo Rebeca con los ojos llorosos.

-No puede ser -dijo Shira casi soltando las lágrimas-. Vamos a morir, nos van a matar a todas...

-Ellos... -No terminé la oración porque un ruido espantoso se escuchó por todo el lugar.

Todas pusimos nuestra vista a la puerta y en completo silencio retrocedimos, la puerta se abrió rudamente dejando ver a un hombre calvo con tatuajes en su cabeza.

Nos miraba con una sonrisa siniestra y morbosa, más hombres empezaron a entrar y todas nos alertamos al ver que traían armas apuntandonos.

-Hola preciosas -dijo el calvo sonriendo y mostrando sus asquerosos dientes- vamos a divertirnos.

Lanzó un disparo al aire haciendo que todas gritaramos.

-Por favor no nos hagan daño -dijo una rubia-, haremos lo que quieran.

-¡Si! -Dijeron varias.

Me agaché y tomé a Rebeca, Chloë y a Shira, aprovechando la distracción de los hombres, nos arrastramos hacia la habitación que estaba a nuestro lado, la puerta estaba abierta y nos escabillimos por detrás de las chicas amontonadas.

Mansión De Narcos © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora