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Abrí los ojos poco a poco y toqué mi cuello al sentir algo extraño, mientras lo hacía, miré mi mano y en ella había un líquido, no supe que era, olía horrible, olía a... ¿gasolina?

El olor era muy fuerte, traté de ver a mis alrededores pero el dolor en el cuello me lo impedía. Traté de mirar hacia atrás, pero me di cuenta de que estaba acostada.

En el suelo.

El lugar estaba oscuro, no podía ver nada más que una silla a la par mía. Había una puerta con una diminuta ventana que daba un poco de claridad a la habitación, porque supongo que era una habitación.

Traté de ponerme de pié, pero mis pies estaban dormidos, sentía lo mismo que sentí cuando me secuestraron y me trajeron aquí...

Un momento...

¿Estoy en la mansión?

No recordaba nada. Lo único que recordaba era que estaba con Nate, hablando sobre sus novias...

...Una murió...

Un escalofrío horrible recorrió todo mi cuerpo y me sentí insegura.

¿En dónde estaba Nate?

Necesitaba saber lo que había pasado.

Necesitaba verlo y asegurarme de que estaba bien.

Me arrastré hacia la silla y me senté en ella difícilmente. Traté de despertar mis piernas, pero no funcionaba. Llevé la silla hacia la puerta y luego me volví a subir en ella para tratar de ver por la ventana.

Mi corazón se paralizó al ver el exterior....

Era la habitación de Nate.

Me sentí mareada por un instante, mi cabeza dió mil vueltas y traté de incorporarme en la silla. Y entonces, me di cuenta.

Ésta era la puerta misteriosa de la habitación de Nate. Pero no recordaba que tuviera una ventana. Seguro estaba cubierta por la marca parecida del dragón.

Le di mil vueltas al asunto, pero no entendía nada.

¿Él me tenía aquí?

¿Por qué?

Estaba asustada, confusa y con frío. Sentí un nudo en la garganta y una lágrima se deslizó por mi mejilla. Me sentía traicionada. Mi pecho dolía de una manera que nunca había sentido. Sollozos empezaron a salir de mi boca. Y fué allí, cuando no sabía que hacer. No estaba segura si la mente de todo esto había sido Nate, pero me sentía fatal. El nunca quiso que yo entrara aquí.

¿Por qué?

—¿Qué hay ahí?

Una pequeña biblioteca, no puedes entrar

¿Porqué?

—Porque no, es un lugar privado. Nadie entra.

Recordé sus palabras claramente. Todas resonaban en mi cabeza como una melodía, tal vez como un poema.

Todas las palabras, las acciones, los planes que habíamos hecho para huir juntos. Todo era mentira. Tal vez... siempre mintió y siempre quiso vengar la muerte de sus padres y algo más.

Necesitaba recordar todo, pero se me era imposible, mi mente estaba en blanco, nada venía, nada se iba. Lo único que podía hacer era llorar y llorar. No sabía que hacer. Ya no tenía esperanzas de nada.

Intenté mover mis piernas un poco y sentí un gran alivio cuando lo logré. El efecto del sedante ya estaba pasando.

Seguí moviéndolas para lograr tener estabilidad completa. Pero algo me sacó de órbita.

Mansión De Narcos © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora