"Destino"
Capitulo 3
POV. Camila
Día 1
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Llegamos al muelle y mi padre me despertó pues me había quedado dormida. Rápidamente bajamos las cosas de la camioneta y adormilada tomé mi equipaje. Caminé detrás de Alejandro y mis hermanos. Ellos venían admirando el hermoso crucero blanco que estaba frente a nosotros. La verdad es que era enorme y hermoso. Se veía bastante lujoso. Me sentí como si fuera el Titanic, me pregunto si aquí me encontraría con un Jack. Sería lindo.
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Caminé aún más y luego nos encontramos con la parte donde subían todos los pasajeros. O sea el costado de babor (parte izquierda), donde había unas pequeñas rampas por la cual todos los pasajeros estaban subiendo. Yo iba cargada con mi mochila, mi maleta roja y además el estuche de mi guitarra.
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Al caminar con los ojos cerrados pude sentir como topaba con alguien, me paré en seco y abrí los ojos. Frente a mí estaba un chica de piel morena, cabello liso. Tenía una sonrisa en su rostro, una sonrisa hermosa y cautivadora debo agregar; y unas grandísimas gafas negras tapaban sus ojos.
- Lo siento –dije tallando mis ojos.
- No te preocupes, Dale tu primero –dijo con un ademán. Yo le sonreí y seguí caminando hacia dentro del buque.
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Al entrar estaba frente a nosotros un lobby enorme que se dividía en muchos pasillos y elevadores. Estaba abarrotado de gente, gente con cara de bobo admirando cada detalle que el barco tenía. Yo estaba igual que esa gente, mirando a todos lados y de repente no vi a mi padre. Alguien tomó mi brazo y yo asustada me zafé rápidamente.
- Lo siento –dijo la chica de las gafas enormes y hermosa sonrisa de la entrada - El señor que venía contigo te está buscando, está por allá –dijo señalándome el siguiente elevador. Su acento parecía extranjero.
- Gracias –dije y caminé hacia allá. Alejandro me miró molesto.
- ¿Dónde estabas? –preguntó presionando el botón.
- En la entrada, me perdí –dije agachando la cabeza. Subimos al elevador y dentro parecía venir un chico, como el típico que siempre viene allí. La música del elevador era tan lenta y tan aburrida como siempre.
- Estoy emocionada –dijo Sofia, yo le sonreí. Ella era una linda chica, una hija obediente y sumisa. Lo que yo no era. Enganchó su brazo en el mío, regularmente me quitaba pero hoy no quería ser grosera con ella. Fruncí los labios y allí se detuvo el elevador.
- Gracias –le dijo mi padre al chico. Él asintió y cerró de nuevo la puerta. Estábamos en un pasillo enorme y lleno de puertas. Mi padre se paró frente la 640-A y sacó las llaves.
- Esta será la habitación de Louis y mía –dijo metiendo la llave. La suya es la que está al lado, es una suite –Anunció. Cuando dijo eso prácticamente se me formó una sonrisa traviesa en los labios. Viajaría con mucho lujo esta vez.
- ¿En serio? –dije levantando una ceja. Él me entrecerró los ojos y luego de aventar su maleta hacia adentro de la habitación, se cruzó de brazos frente a mí.
- No quiero que rompas nada, esto es lujoso y a pesar de que mi trabajo lo pagará, es importante para mí que se comporten. Por favor, Camila, ya hazte una persona más responsable, ya no tienes doce años –dijo reprendiéndose.