Narra Camila
No fui a mi camarote, para así no tener que ocultarme de Lauren. Entré al elevador y me llevaron al primer piso. Caminé hacia el corredor sur y me paré en la entrada B frente al extintor. Me recargué y luego bajé mi cuerpo hasta estar en el suelo completamente, abracé mis rodillas frente a mí y luego sentí cómo mi celular volvía a vibrar.
“Si abres los ojos estarás muerta, ciérralos” –pedían. Obedientemente cerré los ojos y recargué la cabeza en la pared, sentí cómo me ponían algo en la cara, algo mojado, después no supe nada.
Al despertar estaba atada en la misma cama, la luz no estaba encendida y sentía cómo tocaban mis piernas, la música estaba a todo volumen y mis lágrimas ya habían empapado mis mejillas.
- Te portas bien –dijo la voz en mi oído.
- No dañes a nadie –pedí con voz entrecortada.
- No puedo creer que te importen más los demás que tú misma.
- Eso se hace cuando de verdad amas a tus seres queridos –dije sollozando. Luego sentí cómo me daban una cachetada, callé. Me tocaron nuevamente y aunque yo gritara auxilio, nadie me escucharía. Luego que terminaron conmigo, desperté nuevamente. Ahora estaba acostada pero no tenía la ropa puesta, me vestí y salí temblorosa y adolorida del camarote ese.
Aún era de noche, acomodé mi cabello y traté de cambiar la expresión de mi cara. Ahora parecía que no tenía nada fuera de lo normal. Subí a mi piso y luego caminé lentamente a mi habitación.
Abrí la puerta y dentro estaba el cuerpo inmóvil de Lauren en mi sillón y asomé la cabeza al cuarto y allí estaban Sofia y Normani dormidas. Me acerqué a Lauren, parecía tener los ojos hinchados de llorar, me senté en la pequeña mesa frente a ella.
No se merecía a una chica como yo. Alguien que iba a que la violaran por su voluntad. Pero… ¿para que prolongar lo inevitable? No quería que le tocaran ni un pelo. Así que si tenía que vender prácticamente mi cuerpo para eso, lo haría.
Toqué su frente y acaricié su mejilla. Lauren era lo mejor que me había pasado, trataría de actuar normal con ella, ojala que no me preguntara nada sobre mi actitud. Ella despertó y al verme no esperó ni dos segundos y me abrazó.
- Camz –susurró en mi oído, yo me estremecí un poco pero no me alejé . Las lágrimas estaban a punto de salir de mis ojos, por más que tratara no podía ser yo misma- Te amo y mucho. Me preocupas –dijo.
- Lo siento –dije.
- No, no –dijo moviendo mi cabello para poderme ver a los ojos- no te disculpes, estaremos bien. Si quieres hablar de algo en especial, puedes hablar conmigo. Siempre puedes contar conmigo, no me enojaré, no te regañaré… pero dime…
Ahora fui yo quien la abracé no pude más y lloré con gran desesperación. Este Chica era un regalo que alguien me había enviado. Estaba cansada, me dolía todo tanto fuera como dentro de mi cuerpo.
- Vámonos –pidió- vamos a dormir.
Tomó mi mano y nos dirigió a su camarote. Al entrar noté que las camas seguían juntas, preparó la cama y luego yo subí a ella, apagó la luz y yo comencé a temblar, pues sentía que me habían cambiado de camarote y ahora me encontraba en el del primer piso.
- P… prende la luz –pedí.
- ¿Por qué? –preguntó casi a mi lado.
- Por… por favor –pedí. Lauren encendió la luz y se quedó parada allí frente al switch- ¿Podríamos dormir con la luz encendida? – entrecerró los ojos, pero luego se encogió de hombros y se subió a la cama. Yo abracé mis piernas frente a mí y cerré los ojos fuertemente.
Esperaba que Lauren se acercara para abrazarme o tocarme algo, pero no lo hizo, de hecho se acostó frente a mí se quedó mirándome. El agotamiento estaba ganando la batalla contra mí, así que me quedé dormida con la mirada de Lauren sobre mí.
…
- ¡No, ya no me toques! –grité.
- ¡Camila soy yo! –escuchaba.
- ¡Déjame en paz, no quiero que me toques, ya no quiero que me toques! –volví a gritar.
- ¡Camila, soy yo Lauren! –gritaban tratando de tomar mis brazos.
- ¡No!, ¡Ella no me haría esto!, ¡Déjame ya! –grité de nuevo- ¡Auxilio!
- ¡Camila! –gritaron de nuevo.
- ¡No! –grité de nuevo, sentí cómo me aprisionaban y no me permitían moverme, solté una de mis manos y le pegué una cachetada a quien quiera que estaba frente a mí. De repente sentí cómo todo mi cuerpo estaba libre. Abrí los ojos y vi la escena que estaba viviendo.
…
Yo estaba sentada con los brazos rodeando mis rodillas, cerca de la cabecera. Frente a mí estaba Lauren con una mano sobre su enrojecida mejilla, observándome un poco asustada.
- ¿Lauren? –dije asustada, ¿era realmente ella? Le había pegado, yo le había pegado a mi Lauren. Me acerqué a ella, pero se alejó de mí.
- ¿Qué te está pasando? –preguntó asustada.
- Lolo, lo siento… es que…
Ella confundida negó con la cabeza, se levantó y salió de la habitación. Yo estaba tan sorprendida de lo que había pasado que comencé a llorar nuevamente. Tomé mis cosas, me cambié y salí de la habitación.
Fui al bar-casino más cercano y pedí lo más fuerte que tuvieran. Por regla no podía tomar nada si no había comido, así que mentí y me dejaron la botella en la mesa.
- ¿Qué tenemos aquí? –dijo una voz conocida.
- Lárgate de aquí –pedí a Dean, quien para ese entonces, ya estaba sentado en la silla de enfrente.
- ¿Qué tienes Mila? –preguntó.
- Nada que te importe –dije.
- ¿Problemas con tu prometida? –preguntó.
- No –dije más furiosa, me dolía el corazón por lo que le había hecho a Lauren. No se merecía que le pegara, ¿qué me había pasado?
- ¿Qué te pasa entonces? –preguntó.
- Nada –dije tomando un poco más de mi vasito.
- Sabes que a mí no me puedes mentir –dijo tratando de tomar mi mano.
- Ya lo sé –dije sirviéndome otro poco- Pero también sé que eres un idiota, al cual no le contaré nada de lo que me pasa nunca.
- Yo solo te diré que… sé exactamente lo que te pasa y lo que pasará esta noche…
¿Está noche? Era él quien estaba abusando de mí.
- ¡Eres un imbécil! –le grité- ¡Cobarde! –grité con los ojos llorosos.
- Grita lo que quieras, nadie te escuchará –esa era la frase que siempre me decían.
- ¡Eres un estúpido Dean, te odio! –le grité y traté de pegarle, él detuvo mi mano y me acercó a sí.
- Pórtate mal… y hoy te irá peor tanto a ti cómo a tus amigos… yo solo te estoy avisando.
- No harás nada pendejo, ahora que sé quien eres –le dije molesta.
- Eso ya lo veremos –dijo y me dio un golpe en el brazo, el cual me dolió.
Él se fue y yo seguí allí terminando mi botella. Yo no sentía que había algún efecto de alcohol sobre mí, caminé hacia la barra y la pagué. Luego salí de allí hacia la cubierta, en las sillas de playa estaban mi hermana, Alexa, ahora Angie se les unía.
- Camila, ¿dónde has estado? –preguntó Sofia.
- Por ahí –fue lo único que dije- ¿han visto a Lauren? –pregunté.
- Pensé que estaría contigo –dijo Angie.
- No, en la mañana tuvimos una pequeña pelea.
- Oh, que malo –dijo Alexa- Supongo que ahora está con las chicas entonces, en el salón.
- Supongo que sí –le dije y caminé hacia mi cuarto, necesitaba urgentemente un baño.
Después de ducharme, me puse mis jeans de siempre, mis converse y una playera holgada, no me maquillé ni nada en especial. Me puse el anillo y allí fue cuando noté algo que nunca había visto, en el interior traía algo grabado “I’m yours”, eso me hizo derramar unas cuantas lágrimas. Lauren de verdad me amaba y yo aquí jugando a las muñequitas de papel.
Yo le demostraría a ese idiota que no estaría jugando conmigo. Tomé mis cosas, las eché a una mochila y me dirigí al salon, hablaría con Lauren a toda costa.
Al llegar noté que todas miraban preocupados a Lauren, quien parecía vomitar todo lo que traía dentro en un bote.
- ¿Qué pasó? –pregunté, todos se sorprendieron al verme.
- Algo le hizo daño a Lauren, no ha dejado de vomitar desde que comimos –informó Normani.
- ¿Qué comió? –pregunté.
- Lo mismo que nosotras, mariscos, pero solo a élla le hicieron daño –dijo Lucy.
- Estoy bien –dijo mi pálida novia. Estaba amarilla y la boca parecía tenerla blanca, sudaba frío, se veía realmente mal.
- Debe de haber un doctor por aquí –dije preocupada, tomé el teléfono que allí dentro había y marqué al servicio del barco.
- Hola, buenas tardes. ¿Disculpe hay un doctor con el que me puedan comunicar o algún área en especial a la cual pueda ir? ____________________, lo que pasa es que mi novia ____ Si, mi Novia, está enferma y no deja de vomitar ____________; claro nosotros llegamos allí. Gracias.
- ¿Qué te dijeron? –preguntó Dinah.
- Que hay una enfermería en el primer piso, en el corredor norte, entrada D.
- Vamos pues –dijo Ally. Se acercaron a Lauren y trataron de levantarla, Troy sostenía el bote en el que ella vomitaba mientras caminaban.
En la mesita había cinco platos de mariscos iguales, me acerqué al que estaba más cerca del lugar de Lauren.
- ¿Este fue el que comió Lauren? –le pregunté a Dinah. ella asintió y también me lo llevé.
Mientras caminábamos, Lauren tropezaba y de repente se desvanecía. Casi sentía que se me moría.
- Estarás bien –le dije- lo prometo –ella me miraba, pero parecía perderse en el camino, ahora pasaba de vomitar saliva a vomitar verde. Eso no era normal.
Llegamos al consultorio y rápidamente lo subieron a una camilla. El doctor llegó con nosotros.
- Soy Andrew Strokes, ¿qué pasó? –preguntó debido a Lauren-, este chica viene muy mal.
Lolo no parecía ni poder sostener la mirada fija, estaba pálida y temblando.
- Estábamos comiendo y de repente comenzó a vomitar, le dimos agua y un limón, pero sigue vomitando –informó Ally.
- ¿Qué comió? –preguntó el doctor.
- Esto –le dije y le mostré el plato, el doctor lo observó y luego lo olfateó.
- Todos comimos lo mismo, pero a nosotros no nos hizo daño –dijo Normani. El doctor probó un pequeño mordisco de eso que había en el plato y luego lo escupio.
- No, esto… tiene veneno, sabe a… -nos comenzó a decir combinaciones químicas, no pregunten qué, pues siempre reprobé química.
- Ahora vengo –dijo y se fue.
- ¿Veneno? –dijeron todas confundidas.
- ¿La querían matar? –se preguntó para si misma Normani. Lauren parecía que se desvanecía en la camilla, luego un poco de vómito salió por su boca, giré su rostro y lo limpié.
- Amor, estarás bien –besé su frente. ¿Veneno? Esto definitivamente era obra de Dean, no puedo creer que fueran capaces de matar a alguien. Luego de medio segundo el doctor volvió con una inyección y una bolsa de solución.
- Le dolerá un poquito –dijo y le metió la inyección en la débil vena que sobresalía en su antebrazo.
Lauren se quedó dormida y luego le pusieron el catéter en la mano, colgaron la solución en un tubo a su lado y una enfermera trajo una garrita así como un recipiente con agua tibia.
- Necesita descansar, estará bien –dijo el doctor- pero… no sé si tenga enemigos. El chef del restaurante o alguien más lo odie, como para hacer esto.
- Gracias Doctor –dije. Él se fue y la enfermera se le acercó a mi novia- Yo lo hago –me ofrecí.
- Bueno –dijo la chica y me dio las cosas. Mojé la garrita y comencé a limpiar la humedecida frente de mi novia con ella. Parecía estar tan mal, estaba dormida pero temblaba un poco.
- Estarás bien –susurré en su oído.
- ¿Quién haría esto? –dijo Lucy preocupada.
- No lo sé, pero esto no se quedará así –dije, todas me miraron preocupadas y aunque yo sabía perfectamente quién era, no se los diría. Esto era entre Dean y yo.
Las chicas salieron a decirles a las demas lo que había pasado y yo me quedé allí con Lauren. Ella despertó y se me quedó viendo.
- Hola –susurré frente a ella. Me hizo media sonrisa- Siento mucho lo de en la mañana.
- No importa, parecías estar dormida.
- Lo estaba –dije tomándole una mano.
- Estabas asustada y soñando algo muy feo –dijo apretando mi mano.
- Sí –dije desviando la mirada.
- ¿Dónde estoy? –preguntó.
- Oh, estas… en un consultorio médico. Los mariscos que comiste te hicieron daño.
- No vuelvo a concederme un antojo –dijo riendo. Yo también sonreí.
- No fueron los mariscos, alguien trató de envenenarte –le informé, ella se me quedó viendo.
- No fui yo –le dije y ella sonrio.
- Pues quien quiera que fuera, no tuvo éxito, ¿pero por qué alguien me querría muerta? –dijo fundiéndose en sus pensamientos.
- No lo sé –dije. Aunque sabía perfectamente que era por mí. Dean me quería para él solo. Yo no quería hacer nada con él, nunca más. Pero tampoco permitiría que lastimara otra vez a Lauren o alguien más de mi familia.
Estuve allí toda la tarde esperando a que ella se recuperara y cuando por fin pudo recuperar la fuerza la dieron de alta y la llevamos al camarote. Troy estaba más o igual de preocupado que yo. Quería matar a cualquiera que le hiciera esto, nada me costaba decirle la verdad pero no podía. Tal vez y los podrían dañar.
Me llegó un mensaje a mi celular.
“Todo lo que le pasó a tu prometida se hubiera podido evitar si tu te hubieras portado bien. Si no vienes esta noche allí frente el extintor, el siguiente será Louis” –recibí.
Disimuladamente, en la noche me salí de la habitación y caminé hacia el elevador. Luego fui al corredor sur y en la entrada B frente al extintor me paré con los ojos cerrados. Sentí cómo me ponían en pañuelo y yo me quedaba dormida.
Al despertar, podía sentir cómo me pellizcaban los muslos. Me asqueaba a mi misma por esto, ahora no tenía una cuerda que me amordazara la boca. Pero no abría la boca en todo el proceso, si tenía que hacer esto para que él nos dejara en paz lo haría.
- Te portas bien, se nota que no quieres que dañemos a tus amigos –dijo.
- Eres un idiota, acaba de una vez –pedí.
- Sht, sht… haré esto cuantas veces quiera –dijo mordiendo mi oreja. Yo me reí, aunque las lágrimas estaban ya sobre mis mejillas.
- Amarrándome y amenazándome es la única forma en la que puedes tener esto de mí –le dije.
Sentí cómo una cachetada hacía que girara mi cabeza hacia otro lado.
- Pegas cómo niña –le dije.
- ¡Soy una niña! –dijo Kelly.
- Genial –dije para mi misma- los pobrecitos sin amor, se juntan para violar a la chica que se les fue y que le quitó a la chica que adoraba pero no perdia ninguna oportunidad para engañarla.
- Idiota –sentí cómo me daban un puñetazo en el vientre. Ahogadamente comencé a toser.
- ¿Quieres sufrir más? –preguntó Kelly.
Sentí cómo me tocaban con más fuerza y además me estaban lastimando por todo mi cuerpo. Ahora sí me dolía mucho y yo lloraba con desesperación.
- ¡Ah! –comencé a gritar y llorar, me amarraron la boca y lloré ahogadamente.
Al despertar, me costaba trabajo ponerme de pie. Aún estaba oscuro y salí de la habitación trastabillando. Presioné el botón del elevador temblorosa y al abrirse las puertas caí hacia dentro en los brazos de Louis, el chico del elevador.
- ¿Señorita? –preguntó asustado. Me separé de él y me recargué en la pared del elevador. Caí hasta el piso de este.
- A mi piso –susurré. Él presionó el botón y me ayudó a levantarme.
- ¿Qué tomaste? –preguntó preocupado.
- Nada –dije. Toqué mi nariz y me ardía, algo rojo salió de ella- Demonios –dije limpiándome la sangre de ella.
- ¿Qué te hicieron? –preguntó.
- Nada –susurré de nuevo. Salí del elevador y entré a mi camarote, dentro no había nadie, me imagino que estarían con Lauren.
Me desvestí y noté que mi cuerpo estaba lleno de moretones, pasando por mi espalda y atravesando mi vientre. Mis muñecas también estaban llenas de ellos. Entré a la regadera y me duché lentamente, estaba tan débil que sentía que en cualquier momento me desmayaría. No había comido nada durante tres días seguidos.
Salí del baño y me puse una pantalonera y una playera de manga larga, usé calcetines y me metí a la cama, revisé mi celular y tenía tres mensajes nuevos.
“¿Dónde estás? Te hemos estado buscando y Lauren no deja de preguntar por ti” –Sofia.
“Mañana es el último día, tranquila, si te portas bien te dejaremos descansar y el sábado amanecerás sin una violación nueva, si no vienes te mataremos, sabes que somos capaces de eso” –Dean y Kelly.
“Hola Karla, no sé cómo te encuentres pero en verdad estoy preocupada por ti. Responde si estás sana y salva. Te quiero mucho y espero tu respuesta” – Michele.
“Hola Michele, si tuviera que responder solo si estoy sana y salva no te respondería. Trato de sobrevivir” –envié.
“¿Qué ha pasado con el bastardo ese? Dime por favor que ya no lo volviste a ver, que es un idiota pudriéndose en la cárcel, dímelo por favor” –recibí inmediatamente.
“Lamento decirte que sigue suelto y haciendo de las suyas conmigo. No puedo evitarlo, ahora yo soy quien va a él, para que me haga lo que me tenga que hacer y luego poder irme” –envié.
“¡Karla, no! Eso no debe de ser así, te estás lastimando a ti misma, habla con alguien por favor, no me obligues a buscarte… por favor, haz algo, dile a tu familia, a tu novia a tus amigos, a quien sea que esté cerca de ti” –recibí.
“No puedo hacer eso” –envié.
“¡Claro que puedes, claro que puedes! –recibí- él tiene que pagar cada noche en la que te hace sentir miserable, él tiene que pagar cada gota, cada lágrima que derramas, él no se puede salir con la suya Karla” –recibí.
“Me siento tan poco mujer, tan sucia, tan… idiota por hacer lo que ese estúpido quiere, así ya nadie querrá tenerme. Nadie querrá salir con alguien como yo” –envié.
“¡tú no tienes la culpa de lo que ese loco te está haciendo! Te aseguro que tu novia, si es que realmente te ama, te protegerá y no dejará que nada como eso vuelva a pasarte” –recibí.
Sentía cómo mis sollozos rompían el silencio en el que se sumía la habitación. Estaba molesta conmigo misma y llorosa por las palabras que Michele me dedicaba.
“Michele, no quiero seguir con esto. De verdad que no quiero, pero lo tengo que hacer” –envié.
“¡Tú no tienes la obligación de hacer nada que tú no quieras! Estoy llorando tan solo de pensar que esto le puede pasar a alguien tan cercano a mí. Me derrumbaría si a mi novia, a mi hermana, a mis amigas, a alguien cercano le pasara algo así. Estoy llorando por ti, Karla deja de hacer lo que ese tipo quiere” –recibí.
“Quisiera morir en este instante, de verdad lo quisiera. ¿Cómo siguió tu novia?” –pregunté.
“Pues, hoy la vi. A veces está como si nada le pasara, pero luego desaparece o simplemente no me cuenta toda la verdad, no sé que está pasándole. Está muy distante” –recibí.
“Espero que pronto vuelva a ser la chica esa de quien tú te enamoraste y vivas otra vez una linda historia de amor, si haces boda me invitas y ahora sí seré tu dama de honor” –envié, quería cambiar el tema.
“Si me llego a casar con ella te aseguro que te invitaré. Verás cómo ella sí te agradaría, pero por favor… mantente viva para esa fecha tan especial para mí” –recibí.
“Me mantendré viva solo porque quiero ir a tu boda –reí, me sorprendí de esa sensación en mi estómago- te quiero mucho Michelle y luego te cuento cómo termina esto” –envié.
“Espero que termine en un final feliz. De verdad estoy harta de leer mensajes que dicen que te quieres matar o algo así. Por favor, vuelve a ser la chica que me hacía sonreír todos los días. Te necesito” –recibí.
“Yo también te necesito. Gracias por escucharme con este tema. Gracias por apoyarme siempre y por tratar de protegerme” –envié.
“Siempre estaré aquí para apoyarte en todo. Cuídate muñequita, te quiero muchísimo y por favor, termina con esto ya”
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Jueves
Narra Camila
Cuando desperté sentí que mis muslos dolían mucho, ni siquiera me podía parar bien. Me puse los jeans más flojos que encontré, una playera negra y peiné mi cabello en una coleta, no me maquillé.
Salí de la habitación y encontré en la sala a Sofia y a Normani viendo algo en la televisión.
- Buenos días –saludó mi hermana.
- Hola –dije y abrí el pequeño refrigerador, saqué la leche y bebí del envase. Luego me serví otro poco en un vaso.
- ¿Dónde has estado estos días? –preguntó.
- Por allí –dije buscando algo de galletas o cereal en la cocina. Mi estómago rogaba una manzana o un pan.
- ¿Dónde es por allí? –preguntó Normani- Estamos preocupadas por ti. Tienes idea lo difícil que es cubrirte el paso con tu papá, se me están agotando las excusas –dijo apenada.
- No necesito que me cubras –dije un poco molesta.
- ¿Qué te está pasando? –preguntó mi hermana- Lauren no deja de preguntar por ti. Todos estamos preocupados por ti.
- ¡Estoy bien! –dije comiendo una galleta.
- Creo… que vuelvo después – dijo Normani, o sea que Sofia hablaría conmigo. Salió y cerró la puerta tras de sí.
- Dime la verdad –dijo molesta.
- No puedo decírtelo –dije con los ojos cristalinos.
- ¿Por qué no? –dijo molesta.
- ¡Porque no! –dije tratando de calmarme.
- ¿Estás engañando a Lauren? –preguntó de golpe. Eso me sorprendió tanto que tosí.
- ¡Por supuesto que no! –le grité- Amo a Lauren, más de lo que te imaginas, haría cualquier cosa, créeme Sofia, cualquier cosa por protegerla.
- ¿Entonces, por qué no la miras ni a la cara?, ¿por qué actúas tan extraño con todos nosotros?
- Porque… no merezco su cariño –se me salió decirle. Cerré la boca de golpe, sabía que después de decir eso vendrían más preguntas.
- ¿Por qué lo dices? –preguntó preocupada.
- Porque de verdad no lo merezco, ella ha sido muy bueno conmigo. Me quiere y me respeta. Yo no… soy tan santa y tan buena como a Lauren le gustaría.
- ¿De qué estás hablando? –preguntó confundida y desesperada.
- No lo entenderías –dije comiendo más.
- ¿Hace cuanto que no tocabas la comida? –preguntó.
- Como tres, cuatro días –le dije.
- Estás pálida y flaca, tus labios están blancos y tienes ojeras –dijo- ¿te estás metiendo algo?
- ¡Sofia deja de hacer conclusiones, tú solo estás fantaseando! –pedí furiosa- Nunca me he metido nada, no he bebido, no engaño a Lauren y tampoco soy anoréxica si es lo que piensas.
- ¿Qué tienes entonces? –preguntó molesta.
- Nada –susurré. Ella se sentó en el sillón molesta y yo terminé mi vaso de leche y me salí del camarote.
Después de debatirme un rato con mi misma, decidí ir a visitar a Lauren. Toqué un par de veces y luego de dentro salió Normani.
- ¿Puedo entrar? –pregunté, ella se hizo a un lado.
Entré a la habitación y Lauren estaba viendo una película, estaba recostada, cuando entré me dio una mirada fugaz y luego vio hacia la pantalla de nuevo, como si no hubiera visto nada. Me recargué en el marco de la puerta y mordí mis labios.
- ¿Cómo sigues? –pregunté. tragó saliva y sin mirarme contestó.
- Mejor.
- Que bien –dije mirando su cuarto. Lauren no decía nada solo seguía mirando su película, me recordó a Dean cuando me quede con él aquella vez.
- ¿Dónde has estado? –preguntó. ¿Qué le respondería ahora?
- Resolviendo algunos asuntos –dije saliéndome por la tangente.
- ¿Qué tipo de asuntos? –preguntó.
- Unos importantes de los cuales no puedes saber –dije sin encontrar una excusa lo suficientemente buena para decirle.
- “no puedo saber” –repitió- ¿por qué no? –insistió.
- Porque… no sería bueno que lo supieras.
- ¿Me estás engañando con alguien? –preguntó.
- ¿Qué? –dije sorprendida.
- Te vi con Dean en el bar el otro día –su mirada verde me penetraba duro en el corazón, jamás había observado esa decepción por mí.
- No te engaño con nadie y menos con él –la verdad no sabía si lo que hacía Dean conmigo fungía como un engaño. Pero me sentía una basura como si realmente la engañara.
- ¿Entonces porqué te ocultas de mí? No dejas que me acerque a ti, tampoco dejas que te toque y a penas y me miras a los ojos, Camila, ¿qué tienes? –se sentó en la cama y yo estaba como pegada al marco de la puerta.
- Nada –desvié la mirada.
- No tengo mucho tiempo conociéndote, pero tengo noches y días junto a ti, sé cuando mientes. Ahora dime la verdad.
- Es que no puedo decírtelo –dije con un nudo en la garganta.
- ¿Por qué? –dijo más desesperada.
- No… no puedo –repetí.
- ¿No confías en mí? Que… -Ella también luchaba por contener su enojo.
- Lauren… no quiero que te molestes y perdón si te he lastimado, de verdad que no es mi intención.
- ¿Entonces por qué lo haces? –dijo con ojos cristalinos- ¿Porqué me lastimas?
- No es mi intención hacerlo… lo que más quiero es protegerte –le dije.
- No haces un buen trabajo –dijo limpiándose una desgraciada lágrima que paseaba por su mejilla.
Luché por quedarme parada donde estaba, tenía muchas ganas de correr a abrazarla. Tenía ganas de decirle lo que pasaba pero… ¿y si la volvían a lastimar? ¿qué tal si esta vez la mataban? ¿qué tal si no era ella, era Normani, Dinah, Lucy, Ally o incluso Troy, Louis o mi padre? ¿Qué tal si en vez de tomarme a mí… tomaban a Sofia o a Alexa, incluso Angie, quien ya era parte del club?
Miré mi anillo y lo toqué un par de veces, me dañaba mucho lo que iba a hacer. Pero yo no quería que esto empeorara y Lauren terminara lastimada, no se merecía otra Kelly en su vida.
- No me regreses el anillo –pidió Lolo, ahora estaba frente a mí- Si vas a terminar conmigo… no me regreses el anillo. Ese es solo tuyo –me dijo.
- Lauren yo… no quiero terminar contigo… pero… entenderé que tú si quieres hacerlo.
- Tampoco quiero terminar, pero me estás obligando a hacerlo –dijo molesta- ¿Qué te ha pasado? Antes, eras una gran chica, hablabas y me contabas todos tus secretos. Ahora, huyes de mí, guardas secretos que no deberías guardar y te encierras en no sé que mundo que no me dejas entrar. Me estás alejando, no sé por qué. Pero… he sufrido tanto que… no quiero volver a sentir ese dolor.
- No mereces sentir ese dolor –dije honestamente, me quité el anillo y lo metí a su bolsillo- Tampoco merezco ser parte de tu vida, no soy lo suficientemente buena para ti.
- Camz…
- No Lauren –le dije- estarás bien sin mí. De hecho, estarás mejor sin mí. Mi padre tenía razón, cuando despertaras no te gustaría lo que verías a tu lado.
Me alejé de ella y al salir al pasillo rompí en llanto. Me sentí tan mal por perder a la única persona que me había amado tal y como yo era. Mi corazón se había hecho pedazos y mi mente no daba para más, me senté allí en su puerta y abracé mis rodillas. Luego escuché la tonada de una canción conocida pero a pura guitarra.
What the hell’s going on, have you gone undercover?…
Corrí de allí, si seguía escuchando esa canción terminaría ahogada en mis propias lágrimas. Subí por las escaleras y llegué a la cubierta. Era medio día así que el sol estaba en su mero punto.
Estaba llorando aún, pensando en qué hacer. Si realmente quería recuperar a Lauren tenía qué decirle la verdad, pero si lo hacía la podrían matar.
¡Qué dilema! Sentí cómo mi celular vibraba y lo saqué de mi bolsillo.
“¿Cómo estás Karla? Comienzo a preguntarme si la única mujer que vale la pena es mi madre y mi hermana” –dijo ella.
“Estoy a punto de arrancarme el corazón. Créeme, ellas son las únicas que valen la pena, tu madre y tus hermanas” –envié.
“¿Aún no le dices a nadie lo que pasa? Ya díselos no sé por qué su afán de ustedes a ocultar la verdad, yo odio que no me digan la verdad” –recibí.
“Yo no te he mentido nunca, te dije que abusan de mí y lo sabes bien. Nunca te he ocultado nada. Soy más sincera contigo que conmigo misma” –envié.
“Sé que no me mientes pero ya dile a tu familia lo que está pasando, ¿conoces al tipo que te hace esto?” –preguntó.
“Por desgracias sí, no solo es uno son dos o tal vez tres” –envié.
“Bola de canallas, qué les pasa por la mente. Que idiotas, te juro que me siento tan impotente de no poder golpearlos y defenderte. Ninguna persona se merece lo que tú estás sufriendo” –recibí.
“Ninguna lo merece, de verdad lo sé. ¿Qué si lo que hago lo hago para proteger a los seres que quiero?” –envié.
“¿Te vendes para protección de tus seres queridos? Esa sí no me la sabía” –recibí.
“No me vendo, hago lo que me piden” –envié.
“No me parece correcto por ninguna forma en la que la mires, nada es correcto si se hace contra la voluntad de alguien, nada. Karla, abre los ojos, no quieras esconderte en las excusas, eso está mal por cualquier lado que lo quieras ver” –recibí. Cuanta razón tenía ella.
Estaba discerniendo ese mensaje cuando noté que Lauren caminaba por la cubierta, Kelly lo acompañaba y parecían caminar a paso lento. Ella tenía la mirada fría y Kelly parecía disfrutar de estar a su lado. ¡Qué rápido se había encontrado con ella! Más bien, ¡qué rápido la zorra la había engatusado!
Ella cuando me vio se puso frente a Lauren y le plantó un beso. Rodeó su cuello con sus manos y la acercó más a sí. Lauren no parecía responder el beso pero tampoco se separaba. Caminé a su lado con la cabeza gacha.
- Oh, Camila, tiempo sin verte –dijo la sínica.
- Cierto –dije y no me detuve.
- Camz… -susurró Lauren.
- No te detengas por mí –le supliqué- al fin y al cabo, tu fuiste quien terminó conmigo. Mereces estar con alguien más.
- ¡Qué mejor que yo! –dijo la rubia.
- No exageres –reí- le dije con “alguien” no con “algo más”.
A la rubia se le borró la sonrisa y Lauren se quería carcajear, pero se mordió los labios y desvió la mirada.
- Adiós “odiosa asesino de cámaras” –hacía tanto tiempo que no la llamaba así que hasta yo misma me sorprendí de mi tono.
- Adiós –contestó. La rubia me tomó del brazo y se acercó a mi oído.
- Lo pagarás esta noche –susurró lentamente..
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Capitulos largos y este.. No lo se, espero que no se hayan cansado de leerlo xd Bueno, muchas gracias por todos sus votos :3