2 •Nuevos amigos•

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— De ninguna manera. Creo que ya hice mucho con haberte permitido la entrada a mí casa. Tienes suerte de que no llamara a la policía aún.

— Pero no haré nada más que no sea dormir, juro que incluso cuando tenga dinero te pagaré. Y sabes que incluso a la policía le da miedo esta zona.

Cierto.

Pagar. Por mi mente pasaron las deudas que debía pagar, antes de que me llegaran al cuello.

— ¿Pagarme?

Sonrió con esperanza, la verdad es que para ser de estos rumbos, era un chico muy bien parecido, sus ojos eran — Como diría Tae. — deslumbrantes, al igual que su sonrisa.

— Sí, pagarte. En verdad. Confía en mí, no haré nada malo. — Se puso de rodillas frente a mí. — Por favor… Emm..

— Mi nombre no te interesa— Hablé firme.— , dormirás en ese sofá y te irás en la mañana. ¿entendiste?

Asintió y fui a la habitación por una cobija.

— Pobre de tí, eh! Estúpido JongWoon será tu culpa si el día de mañana amaneces sin muebles y con órganos genitales pintados en tu casa con aerosol.

Me regañé antes de tomar dos cobijas del clóset.

Cuando regresé el chico estaba viendo mi colección de discos.

— ¡Hey! ¿Qué crees que estás haciendo? — Le arrebaté el disco de Ghost.

Ese disco realmente me había costado encontrarlo, lo cuidaba demasiado.

— Tranquilo sólo veía. ¿No eres muy — Pausó mirándome de arriba a abajo. Maldita pijama de Mickey mouse. — ... joven para escuchar este tipo de música?

Sonreí de forma burlona.

— Entiendo, ¿No eres muy joven para vender porquerías a las personas? — Su mirada se suavizó y le lancé la cobija.

— Sólo decía. No es común que un chico con la pijama de un niño de ocho años escuche esto.

— Me costó conseguir este disco. — Aclaré colocando el disco en su sitio. — Además son buenos.

— Lo sé.— Me sonrió. ¿Acaso los conocía? No lo creo.— Buenas noches. Y Gracias.

— Buenas noches. — Apagué la luz y me di media vuelta para ir a dormir.

וווו

El sonido de mi alarma me despertó a las seis en punto. Me levanté con los ojos entrecerrados y caminé hasta la cocina cuando miré a una de las esquinas del cuarto ví la cobija sobre el pequeño sofá, pero nada más.

¿Dónde estaba ese maleante zarrapastroso?

Escuché el chocar de los platos y con pasó sigiloso me dirigí a la cocina. Dichosa sorpresa me lleve cuando miré al “huésped nocturno” cocinando, con el cabello alborotado y sin camisa.

Su espalda era ancha y fuerte, su piel de un tono blanco espectacular.
Los colores se me subieron al rostro después de un buen escaneo visual.

Controlate, Yesung. Es posible que este tipo sea un criminal, un criminal que ha envenenado tu comida.

— Buenos días. — Saludó con una leve sonrisa. — Espero que no tomes a mal mi atrevimiento. Pero los waffles son mi debilidad.

Sonrió como niño travieso y me extendió un plato con waffles.

— Se … suponía que debías irte.— Intenté hablar con cuidado. Era imposible ignorar su torso desnudo.

— Lo haré, supongo que irás a trabajar, o a la escuela, ¿no es así?

EVIL CRUSH (Kyusung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora