4 • Reglas •

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— Pero… tiene unas horas que te conozco.

— ¿Acaso los universitarios se conocen de años?

Buen punto.

— Está bien. Pero habrá reglas.

— Claro, por mi no hay problema.

— Trato hecho. — Kyuhyun y yo cerramos el trato  estrechando las manos.

וווו

— Número uno, nada de ruidos extraños, y sí, eso aplica a que si tienes novia no quiero oír ni gritos ni gemidos de actriz porno. — Expliqué con seriedad.

— ¿Y si me consigo un novio? — Soltó una carcajada.

— Aplica lo mismo. — Me mantuve en mi posición seria.

— ¿Y si te diviertes con nosotros? — Dijo mientras mordía de forma provocativa su labio inferior.

“No pierdas la cordura”. Me repetí varias veces.

— Discúlpame, amiguito, pero gracias a tus sutiles propuestas, la regla número dos, es que no quiero escuchar ese tipo de malos comentarios sobre mi forma de ser, ni malas palabras. — Me paré derecho y su sonrisa se esfumó.

— Vale, perdón.

— Número tres, lamentablemente soy una persona que odia ver su casa desordenada, ayúdame con eso y no dejes tu ropa o cualquier otro objeto en el suelo.

Avancé hasta el pasillo mientras le dictaba la siguiente regla.

— Número cuatro, ya me dijiste tu anterior trabajo, por lo tanto, queda estrictamente prohibido que metas a mí casa cualquier tipo de basura que solías vender. ¿Entendido?

— Lo juro. — Giré la perilla de la puerta.

— Esta será tu habitación.

La verdad es que no está nada mal, incluso tenía ahí una cama individual, el espacio en las dos habitaciones de mi casa era muy bueno, para lo suficiente.

Cuando entró se giró a verme. Debo admitir que no sé cómo expresar su mirada, profunda, melancólica y alegre al mismo tiempo, tal vez de esperanza. Pero lo que sí sé, es que ese choque para mí fue como estar en otro mundo.

— No sé cómo agradecerte esto.

Tarde unos segundos en contestar, la verdad era que no quería ponerme a balbucear como tarado.

Opté por mantenerme en el estado que me encontraba hace unos momentos.

— Siguiendo las reglas querido amigo. — Le sonreí con amabilidad.

Kyuhyun se inclinó un poco y depositó un tierno beso en mi mejilla la cual se tornó de un intenso color rojo. Me quedé pasmado unos momentos, sin habla, sin respiración, con los latidos de mi corazón retumbando en mis oídos.

Entró a su habitación y me retiré de ahí a gran velocidad hacia la mía, cerré la puerta y me dejé caer en el suelo con la espalda sobre la puerta.

Llevé mi mano a la mejilla y una pequeña sonrisa se dibujó en mi rostro.

ווו

Llevó su vista de un lado a otro en la habitación. Este chico sí que parecía un ángel caído. No cualquier persona le permite todo eso, conseguir un empleo, dejarlo que se quedará en su casa. Después de haber ido a comer, Yesung lo acompañó a su casa por su ropa y otras cosas.

[•×•×•]

— Dijiste qué te llamabas ¿cómo?

— Kim JongWoon. — Rió levemente.— ¿Y tú? Sólo me dijiste tu nombre.

EVIL CRUSH (Kyusung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora