Capítulo Dieciocho

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Nunca me había permitido implicarme con nadie que no fuese mi familia. No me gustaba crear lazos afectivos con la gente que tenía a mi alrededor porque sabía que me marcharía y acabaría por sufrir al perder el contacto con las personas que se habían ganado mi confianza y me importaban.

Quizá por ello me convertí en una persona solitaria, no quería tener relaciones superficiales con gente si sabía que no iban a durar. Era más fácil de ese modo, mucho más fácil para mí.

No obstante, parecía que en esta ciudad sería distinto. Mi madre no había decidido huir a toda prisa cuando supo que me habían atacado vampiros, quería seguir viviendo aquí. Sabiendo eso me di cuenta de que no sería una mala idea relacionarme con la gente que tenía cerca, me haría mucho más entretenida la estancia en West Salem y lo haría todo más sencillo.

No había sido difícil cogerle cariño a Lydia y que en poco tiempo se convirtiese en una gran amiga. Tenía esa locura que a mí me faltaba cuando se trataba de relacionarme con los demás. Y aunque pareciera extraño, entre las dos yo era la que aportaba un poco de cordura y racionalidad.

Yo era impulsiva, pero Lydia lo era más; actuaba sin pensar, o eso nos hacía creer a sus amigos. No le importaban las consecuencias, solo vivía como quería, haciendo locuras.

Por eso era el complemento perfecto para mí y con ella estaba liberándome poco a poco, intentando tener una vida adolescente normal.

Al estar tan unidas, Lydia en más de una ocasión me había dicho lo que significaba para ella, lo mencionaba bastante y ya me había acostumbrado a ello.

Sin embargo, no me esperaba escucharlo por parte de Blake.

Yo no solía expresar lo que sentía o decía en voz alta mis emociones, era muy reservada. Pocas veces le había dicho a mi familia que la quería o que eran lo más importante de mi vida. Ellas ya lo sabían, mis actos lo demostraban o intentaba que lo hicieran. Quería a mi madre, lo hacía, aunque nuestra relación estuviese muy tensa y no pasase por su mejor momento. Y adoraba a mis dos hermanas, a ellas más que nada en el mundo. Haría cualquier cosa por las gemelas, lo eran todo.

Al no estar acostumbrada a ese tipo de palabras las de Blake se me repetían en la mente de forma constante.

¿Por qué me decía eso?

¿Tanto había cambiado nuestra relación con el paso de las semanas?

Me había dado cuenta de que en cierto modo nos habíamos vuelto más cercanos. El hecho de que me diera clases de defensa personal influía en ello, se podría decir que nos habíamos convertido en amigos, o algo similar.

Pero había demasiadas cosas que no sabía de Blake y eso hacía que siguiera desconfiando de él. Cuando quería era misterioso, decía algo, luego lo negaba, volvía a mencionarlo y pedía que su familia no dijese según qué cosas delante de mí.

Su actitud era curiosa a la par que sospechosa, por lo que me fiaba de él.

¿Cómo confiar en una persona que te parece que no es sincera?

—Muy bien —dije incapaz de estar más tiempo en silencio. Tenía su mirada fija en mí, esperando que contestase y me empezaba a poner nerviosa. Necesitaba ganar tiempo de algún modo para tranquilizarme, por lo que solté lo primero que se me había pasado por la cabeza.

—¿Muy bien? —repitió con incredulidad—. ¿Me has escuchado bien?

—A la perfección, ¿qué quieres que responda?

Blake volvió a clavar sus ojos azules en mí, algo que no me gustó. Odiaba la atención tan directa, me ponía nerviosa. Y si me alteraba, mis poderes se descontrolaban, y no podía ocurrir delante de él. No sabría cómo explicarle lo que vería, no lo entendería.

Inolvidable ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora