Nunca me habían gustado demasiado los besos.
Desde que tenía memoria me habían parecido algo muy íntimo entre dos personas. Un gesto que expresaba mucho más que las palabras, sobre todo las que no se decían o no se querían decir por miedo o temor a equivocarse.
Te volvías vulnerable por un momento, le dabas poder sobre ti, confiabas en ella esperando que no te traicionase, que no te alejase, que no te fallase...
Quizá por la suma de todas esas cosas, no me gustaban los besos, por todo su significado, porque podían anclarte de forma emocional con otra persona.
Y eso era una de las cosas que no quería ni me apetecía.
Aunque cuando era más pequeña tuve mucha curiosidad con respecto a los besos debido a mis padres. Siempre veía cómo se besaban por cualquier cosa y eran felices, y yo quería saber si esa alegría era por esas acciones o por otra razón.
Debido a esa inquietud, mi primer beso fue con un chico cuando solo tenía cinco años. No recordaba con quién había sido, eso era lo de menos, tampoco tenía valor para mí, solo sabía que había sido en la ciudad en la que vivíamos antes de que nuestro padre nos abandonase y todo cambiase para nosotras.
Fue un beso inocente entre dos niños que jugaban a ser mayores, unos niños que imitaban a sus padres.
No había sido el último.
Hacía unos años atrás, pese a que nos mudásemos de forma constante, una parte de mí quería tener una vida normal, por lo que había compartido esos momentos con algunos chicos con los que me había encontrado al largo de mi vida.
No fueron especiales, ni siquiera dignos de mención, y la mayoría de ellos habían sido influenciados por mi condición de hada, no porque realmente quisieran.
Al final me di cuenta de que todo lo que quería vivir eran cosas banales, que lo importante era aquello que no podía tener por no parar de mudarnos, así que dejé de relacionarme con la gente, y mucho menos de esa forma, decidí que no establecería lazos con nadie, algo que cambió cuando llegué a West Salem.
No respondí al beso y Blake no se apartó de mí pese a mi nula reacción. No cómo reaccionar o actuar, me sentía extraña con esa acción.
Lo que había empezado como un simple roce de labios, acabó con su lengua en mi boca, provocándome un pequeño estremecimiento.
Besarlo era... raro. No sabría decir el motivo, pero fue la sensación que me dio.
Era cálido, sin prisas, como si ninguno de los dos estuviera herido y no nos hubieran acabado de atacar, como si tuviésemos todo el tiempo del mundo para disfrutarlo.
No obstante, ese beso era la distracción que necesitaba para dejar de pensar en todo lo que había ocurrido. Me estaba calmando, no me sentía nerviosa ni sentía que iba a quemar el bosque de un momento a otro.
—¿Qué ha sido eso? —pregunté una vez que recuperé mi espacio personal.
—Un beso.
Alcé las cejas para reprimir un comentario irónico, me había dado cuenta de lo que era, solo quería saber el motivo.
—A qué ha venido ese beso —insistí—, quiero saber por qué me has besado.
—Quería hacerlo —admitió—. Y lo he hecho.
—¿Por algún motivo en especial?
Sabía que mis preguntas no eran las más adecuadas, pero es que me había sorprendido, no me lo esperaba. ¿Por qué querría besarme en un momento tan inoportuno?
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Inolvidable ¹
FantasyTras mudarse a un pueblo misterioso, Aerith se verá obligada a elegir entre un vampiro que grita peligro y un chico que oculta un secreto. **** Aerith odia las mentiras. L...