Me sentía desbordada, incapaz de gestionar todas las emociones que tenía.
Quizá por eso lo que quedaba de fin de semana no salí de mi habitación. Permanecer ahí era mi forma de afrontar lo que había ocurrido, de afrontar las consecuencias de mis actores.
Haber perdido el control no era excusa. Nada lo era. Podría haber matado a mi madre.
Y no era lo único. No podía seguir mirando a mi familia a la cara después de lo que había hecho y lo que podría haber causado si no hubiese vuelto a tener consciencia de mí misma.
Sentía un gran vacío en el pecho y una gran culpabilidad, pera incapaz de llorar, no me salían las lágrimas.
Estar sola me hizo poder pensar con claridad, o al menos intentarlo, sobre la situación.
La última frase que me había dicho mi madre antes de que me refugiase en mi habitación, que el fuego podía consumirme, no dejaba de dar vueltas en mi cabeza.
No lo entendía, no le veía sentido.
Nunca había tenido problemas con el fuego, si no tenía en cuenta lo que me costaba controlarlo, jamás me había quemado a mí misma mientras lo usaba. Cuando lo manejaba no me sentía agotada ni mucho menos, cuanto más fuego empleaba, más fuerte me sentía, más poderosa, más inalcanzable, más invencible...
Era lo que siempre decía mi madre, al ser un hada teníamos que hacer un uso diario de nuestro don para no debilitarnos, nuestro elemento nos hacía fuertes.
Y a mí el fuego me hacía imbatible; o esa era mi sensación.
Sin embargo, según sus palabras, el fuego podía llegar a consumirme.
¿Por qué? ¿Era solo mi problema? Porque dudaba mucho que el aire pudiese consumir a mi padre, o que mis hermanas pudiesen tener ese problema con sus poderes.
Pero se había mostrado tan convencida, estaba tan segura... Era como si hubiese estado esperando que me pasase algo así desde hace tiempo, como si que perdiese el control solo fuese cuestión de tener paciencia.
Y eso me hacía plantearme mucha cosas.
Mi madre tenía más información de las hadas de fuego de lo que decía. Si no, ¿cómo sabía que el fuego podía llegar a consumirme?
No hubiese dicho eso si no lo supiese con claridad y había decidido que el mejor momento de decírmelo era ese, cuando estaba al borde de un abismo en el que, quizá, no hubiese sido capaz de superar.
Sabía mucho más de lo que decía, como siempre, ya no me sorprendía.
¿Pretendía que tuviese miedo?
Porque si era su intención no había salido como quería. No tenía miedo de consumirme a mí misma, no si de ese modo salvaba a mi familia.
Esa frase me provocó, aún más, más curiosidad por saber más de lo que era y de lo que suponía ser un hada y el motivo por el que el fuego podía consumirme y era tan peligroso perder el control.
Desde que tenía memoria, el fuego había sido mi fiel compañero, de las pocas cosas que me hacían desconectar y olvidarme de todo.
Era parte de mí, parte de lo que era, parte de mi esencia.
Y si por no poder tener control sobre él, me consumía, sería mi culpa, no tenía miedo.
Si moría por el fuego, lo haría por no ser capaz de frenar mis emociones.
Si era sincera, la muerte no me daba miedo.
Sin embargo, sí había algo que me aterraba.
Yo.
ESTÁS LEYENDO
Inolvidable ¹
FantasyTras mudarse a un pueblo misterioso, Aerith se verá obligada a elegir entre un vampiro que grita peligro y un chico que oculta un secreto. **** Aerith odia las mentiras. L...