Epílogo

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Supe más tarde, y una vez que me calmé, que Jake había cogido a Hebe porque ella había intentado luchar, defenderse de algún modo y ayudarnos contra los vampiros. No sabía cómo hacerlo, nadie le había enseñado, lo único de lo que era capaz con sus poderes eran flores inofensivas que no servían de nada.

No me di cuenta de eso, estaba tan pendiente de la absurda historia que había contado, de lo molesta que estaba por todas las mentiras y traiciones que no vi que mi hermana me necesitaba.

Nunca me imaginé que asistiría al entierro de alguna de las gemelas y dolió como nada me había dolido hasta ese momento.

Si hubiese sido por mí solo habríamos estado mi madre, Febe y yo. No necesitábamos a nadie más, siempre habíamos sido nosotras.

Pero no fue así.

Tuve que aguantar la presencia de la familia Lycaon y las miradas de Blake cada poco tiempo.

—Hoy no, Blake. Por favor, hoy no —pedí cuando intentó hablar conmigo.

Lo había intentado en varias ocasiones, ninguna con éxito.

—Solo quiero que sepas que yo no sabía nada, de verdad que no sabía nada del arreglo de nuestros padres...

Suspiré, ¿dónde estaba el lo siento por la muerte de su hermana? Solo intentaba justificarse a sí mismo, solo eran sus problemas.

Y estaba harta.

Harta de él, de su familia, de la ciudad, de la situación, de mí misma...

—No me interesa, Blake —murmuré con esfuerzo, no me apetecía hablar con nadie—. Hay cosas que no entiendo, pero...

—Déjame explicarlas...

—No quiero oírlas —negué y sonreí sin ganas—. Ya no. Llegas tarde. Y no es el momento.

—Aerith, yo...

Me alejé, sin embargo, parecía que no era el único que no respetaba mi dolor. Gael también esta ahí, más apartado de los demás, pero sin saber bien cómo, noté su presencia.

—Tampoco quiero hablar contigo —me adelanté, estaba cansada de escuchar excusas estúpidas.

No había pedido explicaciones a mi madre, no era adecuado y no era insensible, ella también lloraba la muerte de Hebe.

Tampoco lo había hecho con el señor Lycaon, ese hombre no tenía ningún interés para mí, era uno más en la larga lista de los que me habían querido usar y, quizá, era el que menos me importaba.

Seguía teniendo muchas dudas, cosas que quería saber, pero parecía que eran tan pequeñas...

¿De quién eran los ojos que me vigilaban por las noches?

¿De Jake, de uno de sus vampiros, de los Lycaon, de Gael...?

—Quiero decirte que entiendo tu dolor...

—¿Lo haces? —espeté con rabia—. Lo dudo mucho.

—Lo hago —concedió, respetando la distancia que había entre los dos—. Y siento mucho tu pérdida...

—Haré que te creo... —bufé y lo miré fijamente—. ¿Qué más quieres? ¿No ves que no quiero nada de nadie? Y menos de alguien como tú.

—Van a ir a por ti, eres el hada de fuego. Quieren aprovecharse de ti.

—Al igual que tú, ¿no?

No me molestó más, así que me acerqué a Matthew aun sabiendo que aunque no confiase en él, era la única persona que me podía ayudar.

West Salem ya formaba parte de mi pasado.






Bueno, hasta aquí ha llegado Inolvidable

Gracias por haber llegado hasta aquí, espero que os haya gustado la historia tanto como me ha gustado a mí escribirla, gracias por el apoyo, los comentarios y las alegrías que me habéis dado :)

Nos leemos en IMPERDONABLE, disponible ya en mi perfil de forma gratuita.

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